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Un estudio del INTA augura un verano caliente por la acumulación de material fino combustible

El fenómeno se encuentra en Patagones, Villarino y se entiende a La Pampa y Río Negro

“La situación es muy compleja. Lo hemos comprobado a través de un relevamiento en las últimas semanas”, dijo Alejandro Pezzola, licenciado en Geografía e investigador del área de Teledetección y Sistemas de Información Geográfica de la EEA del INTA Ascasubi.

“Las condiciones meteorológicas nos indican un inminente aumento de la temperatura que, sin dudas, terminará acelerando el secado de los pastizales”, agregó Pezzola, en diálogo con La Nueva.

Los datos surgen del informe de la primera quincena del corriente mes, con alertas tempranas que previenen y mitigan los incendios rurales del espinal y del monte de la región.

Las hectáreas en riesgo, en los dos distritos del sur del sudoeste bonaerense, son 1,4 millones.

“El año pasado no hubo grandes incendios y quedó mucha materia seca chica en suelo. Esta es la explicación de lo que está sucediendo”, sostuvo.

Además de Pezzola, el trabajo fue realizado por Cristina Winschel y Alejandra Casella, ambas también del INTA Hilario Ascasubi.

Los especialistas detectaron que, especialmente en los partidos de Villarino y de Patagones, se observa una importante acumulación de material fino combustible, entre ellos pastizales y arbustales bajos y abiertos.

“En los cordones de médanos y áreas lindantes al meridiano Quinto existe una carga importante de vegetación, de material fino muerto y vegetación anual en condiciones para el posible inicio de incendios y posterior propagación”, añadió Pezzola.

Se recordó, desde el INTA, que los incendios rurales son fenómenos considerados socio-ambientales, ya que el 70 % es producido por el hombre y el 30 % restante por causas naturales, lo que genera pérdidas económicas, alteran las condiciones medioambientales y el riesgo que presupone para la vida humana.

En forma repetitiva, en la región del sudoeste bonaerense, y en los partidos de Villarino y de Patagones en particular, la sucesión de períodos húmedos seguidos de sequía con tormentas eléctricas, sumado a la acción del hombre, han dado lugar a incendios de importantes proporciones.

 

“En estos ecosistemas áridos y semiáridos el fuego es un elemento modelador del paisaje que se presenta periódicamente, modificando el balance entre pastos y arbustos, dado por complejas interacciones entre factores como el contenido de humedad, tipo de suelo, el pastoreo (manejo) y el uso del fuego”, añadió Winschel.

Las zonas más afectadas por los incendios rurales concuerdan, principalmente, con las áreas destinadas a la actividad ganadera, donde el manejo no siempre se hace adecuadamente, por lo que la magnitud de la mayoría de los efectos del fuego está relacionada con la condición de uso previo de la parcela.

“Uno de los ejemplos se da con el pastoreo o la extracción de leña como combustible”, sostuvo, por su parte, Casella.

También de acuerdo con el informe del INTA Ascasubi, durante el período otoñal las precipitaciones fueron semejantes a la media histórica.

“El aumento de las lluvias en este invierno mejoró el estado de humedad del suelo y, en consecuencia, produjo un aumento de la cobertura, principalmente en la zona de pastizales”, aseguró Pezzola.

“Y las precipitaciones de los meses de junio y julio produjeron un aumento de la vegetación”, indicó.

De acuerdos con los diferentes estudios de predicción climática, la probabilidad de incendios para esta primera quincena fue moderada.

 “En el período primaveral se registró un aumento de las temperaturas con heladas ocasionales. Este incremento se ve reflejado en la estimación de la evapotranspiración real en la primera década del mes de noviembre”, comentó Pezzola.

Vegetación en Villarino

A partir de este abril, se registró un descenso del estado de vegetación respecto de la media anual del período para la época. Esto representó un incremento en la vegetación muerta y del material fino combustible.

En el área de pastizales, principalmente, se observa la alta carga de vegetación anual y de la acumulada de años anteriores.

Hacia el meridiano Quinto se registra un alto vigor vegetativo, con valores que van de 0,5 a 0,75 en el sector norte y sur.

En el resto del partido se observa un aumento del vigor hacia el sudeste en la zona de irrigación, con valores del índice mayores a 0,5. En la zona de médanos se observa bajo vigor, con valores que rondan 0,25-0,30.

Los valores cercanos a 0 (léase suelo descubierto) sólo se observan en cercanías de cursos de agua y en las formaciones medanosas.

Vegetación en Patagones

De acuerdo con el informe del INTA Ascasubi, se observa que el índice tiene una disminución del estado de vegetación respecto de la media anual.

La situación implica un incremento en la vegetación muerta y del material fino combustible. Las precipitaciones, en tanto, fueron inferiores a la media.

La disminución del índice es una representación del estado de la vegetación muerta y disponible para que se produzcan incendios.
En el resto del partido, los valores menores a 0,5 muestran una gran cantidad de vegetación con poco vigor con sectores que se encuentran por debajo de los 0,25, donde se halla material muerto o seco. En los bordes de lagunas y sectores medanosos el índice está por debajo de 0 (suelo desnudo).

El informe técnico de áreas más críticas, difundido por el Servicio Nacional de Manejo del Fuego del ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, advierte que, sobre el área bajo alerta, los indicadores de peligro se mantendrán elevados.

Incluso, se destaca la probabilidad de tormentas con actividad eléctrica y escasa precipitación en algunos sectores con ascenso de temperatura, principalmente sobre el noreste de la zona delimitada y muy bajos valores de humedad relativa.

 

¿Qué hacer?

Los especialistas de la EEA del INTA Ascasubi han recomendado, a las autoridades municipales, la conservación en buen estado de banquinas y líneas comunicantes.

También una adecuada comunicación hacia los productores, y a la población, respecto de las tareas que deberán realizar dentro de los establecimientos.

También dicen que se les pedirá a las autoridades de Vialidad, tanto nacional como provincial, la limpieza de montes forestales y la poda de ramas bajas como mínimo a una altura de tres metros del suelo.

Detallan que es prioritario centrarse en la realización de las picadas, tareas de limpieza de caminos, rutas y alambrados, ya que los incendios de pastizales circundantes a las rutas son altamente peligrosos para el tránsito y no sólo pueden producir pérdidas económicas millonarias, sino también se pone en peligro la integridad física del personal del cuerpo de bomberos, que deberá actuar en caso de producirse el siniestro.

En La Pampa y en Río Negro

“En La Pampa pasamos de tener 2 millones de hectáreas, con riesgo entre moderado y severo, a 4,6 M/H”, dijo Pablo Vázquez, especialista en Gestión Ambiental y Recursos Naturales del INTA Anguil, en La Pampa.

“Esto se debe a que las lluvias invernales demostraron que los pastizales, si bien están afectados por la sequía, respondieron muy bien a la lluvia, sobre todo en las zonas de difícil acceso para el ganado, como son las arbustizadas o muy alejadas de las fuentes de agua”, agregó.

A esto debemos agregarle que hay cerca de 3 millones de hectáreas que no se han incendiado en más de 10 años”, calculó Vázquez, en un informe del INTA.

“En el este de Río Negro se observa, en su mayoría, situaciones de baja acumulación de combustible fino, causado por la escasez de lluvias oportunas y el consecuente mayor pastoreo relativo de los campos”, dijo Daniela Echevarría, investigadora en el área de Teledetección y Silvopastoril del INTA Valle Inferior, en Río Negro.

“Sin embargo, también existen sitios donde la acumulación es alarmante y con potencialidad de inicio de focos de incendios”, añadió Echevarría.


 

Fuente: La nueva

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