Todas las fichas al Colorado
La política hídrica de Mendoza daña la cuenca del Colorado. La problemática regional llego a los medios nacionales.
Las preocupaciones en torno a la presa Portezuelo del Viento que se pretende construir en el departamento de Malargüe, en el sur mendocino, son varias y de gravedad. Portezuelo del Viento no es solo una represa para almacenar agua cuando abunda y dejarla correr cuando escasea. Tampoco es una obra simplemente para abastecer de energía a hogares de familias que lo necesitan, como la promocionan quienes se beneficiarán con ella, principalmente el gobierno mendocino. Esta obra es —como la describen sus propios impulsores— una obra multipropósito. Con la construcción de Portezuelo del Viento el gobierno de Mendoza quiere realizar también la obra conexa del trasvase de aguas desde el río Grande al río Atuel. Esto es crítico, ya que el Grande es el principal afluente del Colorado, aportándole aproximadamente el 70% de su caudal. La intención de realizar el trasvase junto a Portezuelo del Viento es reconocida explícitamente por el gobierno mendocino y sus funcionarios [i], tanto por el oficialismo como por la principal fuerza opositora.
El proyecto del trasvase surgió de un estudio encargado por el Ejecutivo nacional en 1970 y llevado a cabo por el Instituto Tecnológico de Massachusetts de EE.UU. (MIT, por sus siglas en ingles). Se finalizó en 1973 y fue ratificado en 1977 en el estatuto del organismo que gestiona la cuenca, el Comité Interjurisdiccional del Río Colorado (COIRCO), por lo que hasta el día de hoy sigue vigente. Los cálculos del estudio del MIT a partir de los cuales se concluyó que se pueden trasvasar 24 m3/seg de la cuenca del río Colorado a la del Atuel se hicieron hace 46 años. Esos resultados son obsoletos, la situación hídrica de la cuenca en la actualidad es completamente distinta. Además se suma que en casi medio siglo se desarrolló conocimiento y experiencia sobre el cambio climático. Actualmente estimaciones científicas prevén disminuciones del 20% del caudal del río Colorado, algo reconocido por representantes provinciales en COIRCO [ii].
Por otro lado es importante destacar que el trasvase de 24 m3/seg podría aumentar a 34 m3/seg, debido a los cálculos del mismo estudio del MIT y avalados en el estatuto del COIRCO. Esto sería posible si se cumpliera una condición, la realización de otro trasvase, el del río Negro al río Colorado, algo que no sólo está prohibido por la legislación rionegrina (la Ley 1906 del año 1984), sino que tampoco se realizó el estudio de cupos del río Negro. Todo parece indicar que este último trasvase es difícil que avance, aunque hace un par de años, cuando la coyuntura política era más favorable a Mendoza, estuvo cerca de concretarse [iii] y en pocos meses avanzo la posibilidad de realizar el estudio de cupos y de ser modificada la ley que prohibía el trasvase.
Mendoza insiste en que las obras no impactarán negativamente en la cuenca, como denuncia desde el primer momento el gobierno de La Pampa. Para ello aduce que ya se realizaron dos Estudios de Impacto Ambiental (EIA) que dan cuenta de la viabilidad del proyecto, uno realizado por la Universidad Nacional de Cuyo (UNCUYO) y otro realizado en conjunto entre las Universidades Nacionales de La Plata y del Litoral (UNLP-UNL). Nada más lejos de la realidad. El realizado por la UNCUYO tiene un evidente sesgo en pos de los intereses del gobierno mendocino ya que únicamente contempló los impactos de la obra en Mendoza que incluía, entre otras cuestiones, la relocalización de la población de Las Loicas a ser inundada por el embalse asociado a la presa. El segundo, denominado Estudio de Impacto Ambiental Regional (EIAR) y que fuera realizado por la UNLP-UNL, contempla el impacto solo en el tramo de la cuenca comprendido entre Portezuelo del Viento y el embalse Casa de Piedra. Lo que podría suceder aguas abajo no fue ni siquiera tomado en cuenta. A esto se suma que ambos estudios son pobres técnicamente y han sido muy condicionados por intereses políticos. No consideran el impacto del trasvase y por lo tanto la quita directa de caudal que supone, invalidando prácticamente todas las conclusiones. El trabajo de campo del EIAR duró apenas un par de días, hubo errores groseros en su contenido y el taller para difundir los resultados del estudio que se realizó en la localidad de Hilario Ascasubi, en la baja cuenca en el sur de la provincia de Buenos Aires, resultó una mera puesta en escena. Además de elegir a los participantes a dedo, hablaron únicamente de los enormes beneficios que traería aparejada la represa, siempre ocultando los reales intereses de fondo. Ni siquiera presentaron las conclusiones del EIAR. Este taller fue realizado para dar a entender en los medios de comunicación que la ciudadanía fue consultada. Nunca se planteo la realización del trasvase ni quienes manejarían la presa. La población general de la cuenca nunca fue realmente consultada. Portezuelo del Viento y el trasvase son una quita directa de los caudales del Río Colorado que, en la situación actual de crisis hídrica de la cuenca, compromete gravemente a las poblaciones ubicadas agua abajo.
La estrategia llevada adelante por Mendoza consiste en avanzar con las obras de Portezuelo del Viento, construcción sobredimensionada para la energía que supuestamente producirían. La altura de la presa que han determinado solo busca el aumento de la cota del nivel de agua para realizar el trasvase. Una vez terminada la obra de Portezuelo del Viento harían un Estudio de Impacto Ambiental del trasvase dentro de los límites de la provincia que tendría un sesgo en su favor, como hicieron con el EIA de Portezuelo realizado por la UNCUYO.
Si se realizara el trasvase sobre el río Grande y se redujera su caudal en 24 m3/seg provocaría, aguas abajo del mismo, una elevación drástica en la salinidad por el aumento en la concentración de las sales. Este hecho es crítico ya que no permitiría el uso de sus aguas para la agricultura por la elevada sensibilidad de los cultivos a la salinidad y reduciría además su aptitud para el consumo humano. Por lo expuesto, estas obras provocarían una zona de sacrificio aguas debajo de las mismas que afectarían a la mayor parte de la población de la cuenca, especialmente aquellas dedicadas total o parcialmente a la actividad agrícola en la cuenca media y baja.
Si se compara el caudal medio histórico de la cuenca del Colorado, que es de 146 m3/seg, con el del ciclo 2014-15 cuando el caudal medio fue de 82 m3/seg. La situación para el ciclo actual que abarca de octubre de 2019 a septiembre de 2020 es incluso peor, el caudal del Colorado estará por debajo del 47% de su caudal histórico, el peor pronóstico de la década.
En el concejo deliberante de la localidad de Rio Colorado en julio de 2019, el representante de Rio Negro en COIRCO, Daniel Petri, fue convocado por concejales a dar explicaciones a los vecinos y vecinas preocupados por el impacto que Portezuelo del Viento tendría en la zona, dedicada principalmente al cultivo de frutas y hortalizas. El funcionario no solo no negó el trasvase sino que lo avaló, y en su presentación mostró las trazas del mismo propuestas por el gobierno de Mendoza al COIRCO. En la misma reunión cuando tuvo que explicar por qué no estaba preocupado por el hecho de que los impactos ambientales del trasvase no hayan sido incorporados en los dos EIA. Dijo que era porque le parecía una obra muy cara, una obra “faraónica” y que por este motivo no lo veía muy probable. Falso, si le dan Portezuelo del Viento a Mendoza están financiando el propio trasvase y por ende le están entregando el río Colorado a Mendoza. Con esta obra, esta provincia cobrará regalías por la generación hidroeléctrica en la presa, además le permitiría la exportación de sales de potasio por la reactivación del proyecto minero Potasio Rio Colorado, a explotarse actualmente con capitales chinos [v] y que requiere del uso de las aguas del río Colorado en plena situación de crisis hídrica. Este último hecho evidencia a las claras las prioridades vigentes: COIRCO le pide a los productores que disminuyan el consumo de agua que escasea para sus cultivos mientras que a la megaminería, y sólo para este proyecto, le cedería 1 m3/seg del rio Colorado.
Los beneficios para Mendoza son muchos más. Con Portezuelo tienen el trasvase, con el trasvase también tienen más caudal para ser turbinado en el río Atuel, lo que significan más regalías por la generación de energía eléctrica, pero esta vez en el complejo existente de los Nihuiles. Un gran negocio, si además consideramos que aguas debajo de dicho complejo los Nihuiles incrementarían la superficie productiva en Mendoza en detrimento de los valles irrigados del rio Colorado.
Las acciones del pasado muchas veces nos permiten comprender con mayor claridad los desafíos futuros. ¿Alguien podría creer que el gobierno de Mendoza manejaría la presa y los caudales trasvasados del río Grande al Atuel de forma distinta a como han manejado históricamente los ríos hasta ahora? La respuesta es clara: no, no lo harían, porque siguen concibiendo el agua como suya y de nadie más, así lo declaran en cada oportunidad sus principales funcionarios. No hay que engañarse. La construcción de la presa y su manejo serán acordes a los intereses de Mendoza. Sólo veamos cómo manejo y maneja los otros ríos que han intervenido con represas y cuyas nacientes se ubican en esta provincia: el Atuel, el Diamante, el Mendoza, el Tunuyán, todos ellos interrumpidos con presas sin importar los impactos aguas abajo. La desertificación padecida en el oeste pampeano por la apropiación unilateral de los ríos Atuel y Desaguadero también podrían padecerla los rionegrinos, neuquinos y bonaerenses con el río Colorado, si estas obras avanzan.
Las reales intenciones de Mendoza no solo se limitan a la realización del trasvase sino también al control y manejo de Portezuelo del Viento, que les daría un control total sobre el principal afluente del Rio Colorado. Estas intenciones quedaron expuestas cuando en diciembre de 2016 buscó cambiar las normas de manejo de la presa proyectada de Portezuelo del Viento que habían sido acordadas en el 2012 [vi]. En esa ocasión intentó quitarle al COIRCO el rol de autoridad de aplicación, al buscar imponer que sea el Departamento General de Irrigación de su provincia quien tenga dicha facultad. En esa oportunidad la oposición de La Pampa permitió que esta modificación se reviera y se revirtiera. Esto es clave ya que quien controla la presa controla el río, por eso es de vital importancia que en todas las instancias sea el COIRCO, conformado por todas las jurisdicciones, quien tome las decisiones y lo fiscalice como sucede con el embalse Casa de Piedra, emplazado en la cuenca media sobre en el río Colorado.
La gestión nacional anterior de la alianza Cambiemos provincializó las obras de Portezuelo del Viento, lo que significa que Mendoza realizara las mismas acorde a sus intereses, y mediante el decreto 519 [vii] de julio de 2019 comenzó los giros a la provincia para el comienzo de su construcción. La primera cuota fue depositada en octubre de 2019, por un importe cercano a los 7 millones de dólares [viii], que sumarán un total de 1.023 millones de dólares si se concretarán todos los desembolsos acordados y programados. El nuevo gobierno nacional depositó el 28 de enero la segunda cuota por casi 14 millones de dólares [ix], algo que sorprendió incluso al gobierno de Mendoza, que tenía serías dudas respecto a si la nueva gestión, de la cual son oposición, continuaría con los desembolsos [x]. Este hecho agrega incertidumbre a la gente que habita la cuenca que una vez más ve como las decisiones que pueden afectar su presente y su futuro se toman a cientos de kilómetros por personas que desconocen o poco les interesa sus realidades y sus formas de vida.
En los últimos meses ha habido una toma de conciencia, incipiente, pero una toma de conciencia al fin en las autoridades de las provincias que se verán afectadas y que se suman al reclamo pampeano. Se trata de Rio Negro y Neuquén [xi], provincias que hasta hace pocos meses han revertido la postura que venían teniendo totalmente complaciente a los intereses de Mendoza en COIRCO. Ya son así tres las provincias de las cinco que integran la cuenca que exigen un nuevo EIA integral que analice los impactos en la totalidad de la cuenca y que se realice una audiencia pública. Es un avance pequeño pero importante, logrado fundamentalmente, no por iniciativa política de los oficialismos, sino más bien por la movilización popular creciente de distintas organizaciones y asambleas a lo largo y ancho de la cuenca. Hasta aquí no es posible saber si las distintas administraciones provinciales permitieron el avances de los intereses de Mendoza hasta este punto por desconocimiento o intereses políticos cortoplacistas de quienes tenían y tienen la responsabilidad de defender y gestionar el agua. Si bien ambas posibilidades de por sí son alarmantes, hay que mirar hacia el futuro y valorar cada cambio en pos de la defensa de los ríos y las poblaciones ribereñas. Por el lado de la gestión nacional el hecho positivo es que a partir del 1 de febrero del 2020 el Ministerio del Interior puso al frente del comité técnico de COIRCO al referente pampeano Javier Shiegel, crítico a la postura de Mendoza, en reemplazo del ingeniero rionegrino Mario Luis de Rege [xii], que lejos de defender las poblaciones ribereñas de su provincia avaló en numerosas ocasiones la postura de Mendoza, algo que solo puede comprenderse por su vinculación política con la alianza Cambiemos que cuando presidía el Estado nacional lo puso en el cargo. Este cambio de autoridades abre nuevas posibilidades en el seno del organismo para plantear una gestión del agua solidaria y responsable que considere la cuenca en su conjunto.
Mendoza piensa y actúa como si los ríos fueran un recurso natural del cual son dueños sólo porque sus nacientes se encuentran dentro de sus límites. Pero el agua no respeta líneas trazadas más aquí o más allá, es un bien común del cual dependen todas las personas que habitan la cuenca alta, media y baja. El Colorado no es de Mendoza, no es de La Pampa, no es de Neuquén, no es de Rio Negro ni es de Buenos Aires, su agua es de todas las provincias y para todas ellas, desde sus nacientes, en la cordillera de los Andes, hasta su desembocadura en el mar argentino.
Licenciado en Ciencias Ambientales de la UBA, docente del Instituto Formación Docente (IFDC) Río Colorado, Rio Negro.
Fuente: EL cohete a la luna