Ganadería: ¿cuáles son los mitos y las realidades del impacto ambiental?
En la última Conferencia sobre el Clima de las Naciones Unidas en Bakú, la capital de Azerbaiyán, en la costa del mar Caspio, la Oficina Permanente Inter...
En la última Conferencia sobre el Clima de las Naciones Unidas en Bakú, la capital de Azerbaiyán, en la costa del mar Caspio, la Oficina Permanente Internacional de la Carne/International Meat Secretariat (OPC/IMS) reiteró el compromiso, a través de sus organizaciones miembros, de un suministro sostenible de proteína animal seguro, saludable, de alta calidad y nutritivo, incluyendo la carne vacuna, porcina y ovina para garantizar la contribución para una dieta saludable y sostenible.
Asimismo, se reconoció el papel del sector en el mantenimiento y la protección del medio ambiente con el uso y la promoción de prácticas de producción sostenibles y de mejora continua.
El reciente informe Caminos hacia menores emisiones: Una evaluación global de las emisiones de gases de efecto invernadero y las opciones de mitigación de los sistemas agroalimentarios ganaderos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reconoce el papel que desempeña el ganado para satisfacer la nutrición esencial y el apoyo a los medios de vida y la resiliencia de innumerables familias y comunidades en todo el mundo, al tiempo que resalta la importancia de una gestión eficaz para minimizar los impactos ambientales relacionados.
La OPIC/IMS coincide con dicho informe, en el sentido de que demuestra, en forma inequívoca, que el sector ganadero puede desempeñar un papel fundamental en la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI). Incluso, se comprobó que los sistemas ganaderos contribuyen —colectivamente— a 6,2 Gt de emisiones de CO2 equivalentes, lo que constituye alrededor del 12 % de todas las emisiones antropogénicas de GEI.
Este relato viene a cuento a propósito de las recurrentes acusaciones sobre el impacto ambiental de la ganadería —por múltiples razones se trata de un aspecto clave en la Argentina— y por el agregado de eventuales impuestos con los cuales se debería readecuar la actividad (o sobre la carne misma).
Por tal razón, la OPIC/IMS sale —con la firma de su presidente, el Dr. Juan José Grigera Naón, ex titular del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) y del secretario general, Dr. Phil Hadley— a argumentar por qué es inadecuada esa línea de pensamiento. Veamos:
—La carne roja es un alimento rico en nutrientes que contiene una serie de vitaminas y minerales vitales para el cuerpo humano, incluidas las B (B2, riboflavina; B3, niacina y B12, cobalamina) y minerales como el selenio, en particular, el hierro y el zinc.
Los impuestos punitivos al consumo de carne pueden causar deficiencias en la calidad de las proteínas y tener efectos negativos para la salud de los consumidores de todas las edades, independientemente de los niveles de ingresos medios donde se proponen aplicar. En tal caso, la desnutrición no se limita a los países en desarrollo, ya que muchos de altos ingresos informan de privaciones de nutrientes entre sus ciudadanos.
—Los impuestos al consumo son regresivos y pueden tener un impacto desproporcionado en los hogares de bajos ingresos, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados. Así, los gobiernos deben centrar sus esfuerzos en mejorar el acceso a las proteínas eliminando las barreras comerciales y mejorando la eficiencia de la cadena de suministro para contrarrestar la inseguridad alimentaria.
—Contrariamente a lo que se cree, la mayoría de las explotaciones ganaderas son de propiedad y gestión familiar. Y es muy probable que los impuestos a las emisiones de la ganadería los paguen estas explotaciones, pero no las grandes corporaciones.
También que —según la OPIC/IMS— la adición de impuestos a las emisiones impondrá cargas financieras adicionales a los productores ganaderos, que ya son sensibles a las fuerzas inflacionarias y a las fluctuaciones del mercado. Se descuenta que imponer impuestos adicionales y punitivos a los productores ganaderos eficientes desalentará la inversión en prácticas de producción sostenibles, mientras que los incentivos impulsados por el mercado impulsarán avances significativos en la eficiencia y la gestión de los recursos.
Se entiende que en la transición hacia sistemas alimentarios más sostenibles es esencial adoptar un enfoque holístico y equilibrado que aproveche las fortalezas de la agricultura vegetal y animal. En tal caso, es fundamental reconocer el papel importante de la ganadería en la creación de un sistema alimentario circular y nutricionalmente adecuado con mayor resiliencia.
Se sostiene, asimismo, que fomentar la ganadería sostenible como parte de un sistema de producción de alimentos de origen vegetal y animal combinado es más eficaz que comunicar que los alimentos de origen vegetal son más sostenibles que los de origen animal.
“Del mismo modo, demonizar la producción ganadera, y de carne en particular, y no reconocer las contribuciones positivas y las mejoras que se están realizando, es una polarización innecesaria”, se asegura.
También que el sector ganadero seguirá siendo una parte importante de los sistemas alimentarios circulares y resilientes en todo el mundo, mientras se siguen mejorando las prácticas como parte de la solución para un futuro más sostenible.
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