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Sudoeste bonaerense: ¿por qué la fertilización mejora la eficiencia del agua?

La búsqueda de herramientas que contribuyan a una mayor productividad y eficiencia en ambientes sustentables es el objetivo de mínima en las zonas altamente productivas de la Argentina que se hal...

Sudoeste bonaerense: ¿por qué la fertilización mejora la eficiencia del agua?

La búsqueda de herramientas que contribuyan a una mayor productividad y eficiencia en ambientes sustentables es el objetivo de mínima en las zonas altamente productivas de la Argentina que se hal...

La búsqueda de herramientas que contribuyan a una mayor productividad y eficiencia en ambientes sustentables es el objetivo de mínima en las zonas altamente productivas de la Argentina que se hallan en la denominada Núcleo, donde el promedio de precipitaciones anuales ronda los 1.100 milímetros.

Transportar las mismas intenciones a la región cercana al puerto de Bahía Blanca, con suelos de otras características y un rango pluvial de 600 milímetros —ejemplo: hasta esta semana en la zona de Villa Iris, a 110 kilómetros de nuestra ciudad, había llovido 290 mm— requiere de una necesaria alianza con la innovación tecnológica.

En ese contexto semiárido, la pregunta es la siguiente: ¿qué tan conveniente resulta la fertilización de los cultivos?

El Dr. Martín Díaz Zorita, quien egresó de la Universidad Nacional de La Pampa, desarrolló su maestría en la Universidad Nacional del Sur y se doctoró en la Universidad de Kentucky, Estados Unidos, lo explica de esta manera: “La fertilización tiene un rol clave en las zonas semiáridas, ya que balancea la concentración de los elementos en el momento necesario y en la cantidad adecuada para que esa fotosíntesis ocurra y la transpiración pueda ser eficiente. Si hay algo que falta en ambientes semiáridos es agua, pero con la que tenemos logramos la concentración de nutrientes que nos permite generar más vida”.

También dijo que no pocos trabajos de investigación muestran que el mayor impacto —sea relativo o absoluto— en kilos de granos o materia seca producidas por cada milímetro de agua en respuesta a la fertilización es mayor en zonas semiáridas.

En tal sentido, Díaz Zorita ponderó una tesis doctoral presentada —en la UNS— por Carolina L. Gaggioli, de la UNLP, quien evalúo la contribución de la fertilización en cultivos de invierno en suelos de la región semiárida en años con abundancia de agua y con sequía.

“La Dra. Gaggioli ratificó que la fertilización siempre mejora la eficiencia en el uso el agua, pero no solamente en kilos, sino en valor. Es decir, es conveniente no descuidar la nutrición en ambientes semiáridos porque, en forma comprobada, de ese modo le damos valor al agua”, sostiene Díaz Zorita, quien dialogó con La Nueva. durante los actos por los 30 años de Fertilizar AC celebrados recientemente en Buenos Aires.

“¿De qué manera se une una región semiárida con la fertilización? De la forma más simple: los sistemas agropecuarios están vivos porque las plantas crecen. Y para que una planta crezca requiere transpirar, pero no sólo agua, sino que ahí ingresa una solución mineral que le da sentido a la formación de sus estructuras. Es decir, en una pastura es pasto y en un cultivo de cosecha son las estructuras que darán los granos”, afirma.

“Los nutrientes están en equilibrio con esa solución y le dan sentido a una productividad promedio histórica a algo que sigue los ritmos naturales”, describe.

“Cuando incorporamos mejoras sembramos una pastura, que es natural nativa; cuando hacemos un pastoreo intensivo y cuando buscamos que los cultivos sean más eficientes en producir biomasa y después hacer grano, estamos adaptando a la parte vegetal con manejo, o con mejoramiento genético, pero el suelo en su nivel de respuesta sigue con una memoria milenaria de oferta y dinámica de nutrientes”, define.

Díaz Zorita egresó de la UNLP como ingeniero agrónomo en marzo de 1991 y, tan sólo un mes más tarde, empezó una maestría en Agronomía de la UNS.

“El tema de la maestría, realizada con el Dr. Norman Peinemann, fue sobre la relación que hay entre las propiedades del suelo y la producción de trigo en el ambiente semiárido. Era un proyecto de investigación realizado junto al Dr. Daniel Buschiazzo, egresado también de la UNS y ya docente de la UNLP”, recuerda.

“En Bahía Blanca tuve mis grupos de pertenencia. Así pude coincidir con Alberto Quiroga y ser parte del equipo de materia orgánica junto a los doctores Ramón Rosell, Juan Galantini, Julio Iglesias, María Rosa Landriscini, Oscar Bravo, Mercedes Ron y Pablo Zalba, todos docentes e investigadores que analizaban, en profundidad, el rol del suelo en los sistemas de producción de la región semiárida”, asegura.

Desde aquel departamento amueblado de General Paz 48, Díaz Zorita se mudó a trabajar en el INTA General Villegas (hasta 2002), aunque en el interregno hizo el doctorado en Kentucky. “El trabajo fue vincular una discusión profunda sobre el rol de la física de suelos y la producción de los cultivos. Tuve la guía de los doctores John H. Grove y Edd Perfect de una visión agronómica y teórica para interpretar el valor de la siembra directa como consolidadora del estado estructural de los suelos agrícolas”, rememora.

Desde hace 5 años Díaz Zorita trabaja en la UNLP (más recientemente, como profesor titular en la producción de cultivos). También es el coordinador del Comité Técnico de Fertilizar AC y, si bien ahora reside en Santa Rosa, siempre recuerda sus inicios: “En Bahía Blanca conocí el valor del trabajo en equipo. Es algo que me marca hasta hoy”.

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Fuente: https://www.lanueva.com/nota/2024-11-1-5-0-44-sudoeste-bonaerense-por-que-la-fertilizacion-mejora-la-eficiencia-del-agua

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