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Se inspiró en “Wilson”, la pelota de la película Náufrago, y escribió su segundo libro

En esta obra, el ex arquero puntaltense Diego Fernández, hoy entrenador profesional y escritor, le apunta a la dinámica de grupo en una sociedad cada vez más exitista.

Se inspiró en “Wilson”, la pelota de la película Náufrago, y escribió su segundo libro

En esta obra, el ex arquero puntaltense Diego Fernández, hoy entrenador profesional y escritor, le apunta a la dinámica de grupo en una sociedad cada vez más exitista.

“Los entrenadores escuchan mucho a los científicos (eso está muy bien) y muy poco a los artistas (eso no está tan bien), y de esa forma construyen equipos de laboratorio, en lugar de crear equipos de autor, porque construir no es lo mismo que crear. Solo las relaciones humanas sanas y en conjunto pueden cambiar al mundo”.”.

Esa frase, del profe de Educación Física necochense Germán Castaños, quien además se desvive como escritor, innovador y emprendedor, impactó de lleno en mis retinas cuando apenas había comenzado con la lectura del libro “El Método Wilson”, la segunda obra literaria del ex arquero puntaltense Diego Hernán Fernández, formado en Sporting pero con debut liguista en la Primera de Rosario Puerto Belgrano, en el hexagonal de verano de 1992.

Hoy residiendo en Santa Fe y ligado al mundo del fútbol (en cualquiera de sus categorías) pese a no estar trabajando en ningún club, este “citador compulsivo” de 50 años solo detiene su incansable e intensa marcha diaria cuando se sienta frente a su computadora para “jugar a crear”, “a que los pensamientos de uno ayuden a pensar a otros”, y que las palabras fluyan “hacia la consonancia empática en los deportes de equipo”, tal como señala la presentación de “El Método Wilson”, una edición de 150 páginas muy ligada a la historia de la pelota que apareció en la película “Naufrago” (con actuación estelar de Tom Hanks), que todos vimos y conocemos.

“En cierto modo me inspiré en la pelota de la película como un símbolo de dinámica grupal, como un elemento que cumple un rol fundamental en las relaciones sociales, que en el fútbol se puede ver reflejado en un pase o en un partido donde esa pelota une varias almas que deben sociabilizar por un fin común tan humano como deportivo”, explicó el “Narigón”, futbolista profesional durante dos décadas y el “1” con más presencias en el arco de Villa Mitre a lo largo de la historia: 135 partidos en cuatro ciclos distintos (1995, 1997, 2006-2007 y 2011).

Como en “El intelecto y 10 más”, “Todo tiene que ver con todo”, su primer libro, en el actual también sobresalen testimonios, pensamientos y aforismos de distintos colaboradores y profesionales vinculados al deporte general y al fútbol en su máxima expresión.

“Hay mucho y de todo, pero una reflexión que me gustaría compartir, que es de mi autoría, tiene que ver con el desafío más grande que tenemos por delante los entrenadores”, resaltó Diego mientras adelantaba que el escrito se puede conseguir --ya salió-- en formato E-Book, en las plataformas Amazon, Google Books y Apple Books, o en la página de la editorial Autores de Argentina, a un costo de 8,99 dólares.

También se puede solicitar el formato físico mediante la preventa, a un precio de 10.000 pesos, siempre haciendo el encargue por las distintas redes sociales (@diegofer70 en Instagram, @diegofer70H en twitter y directamente Diego Fernández en Facebbok).

--Me quedé colgado con la reflexión que ibas a compartir.

--Ahhh sí: “Debemos buscar las formas adecuadas para que lo individual y lo colectivo no confronten, sino que armonicen”, teniendo bien en claro que el mundo gira por las ideas humanas, no por máquinas o palancas artificiales. Por eso soy un convencido que la revolución no es tecnológica sino intelectual; solo las relaciones humanas sanas y en conjunto pueden cambiar al mundo”.

--Me dejaste sin palabras. Seguí vos.

--Haber escrito el primer libro fue cumplir un sueño, y que haya tenido tanta repercusión me generó una extrema motivación. Así y todo mi perspectiva sobre el éxito es muy distinta a la del común de la gente. Por ejemplo, si en la edición anterior no hubiese vendido ni un ejemplar, para mi, por el solo hecho de haberlo publicado, ya era un éxito.

“Este segundo libro cayó por decantación de dos `costumbres´ implícitas en mi: la pasión por la lectura y el placer de volcar sentimientos al papel. Además, con la idea de poder animar, con el más mínimo aporte que sea, a los que día a día caminan esta profesión y pueden considerar lo que yo escribo como una fuente de ayuda. Mi vida hoy se rige bajo cuatro estamentos: la actividad física, la información y capacitación diaria de mi profesión, la lectura y la escritura.

--Contame algo más de “El Método Wilson”.

--Es un ideal de dinámica de grupo ideado a partir de las experiencias que fui viviendo a lo largo de mi vida y de mi carrera deportiva (15 equipos y más de dos décadas como golero profesional). Tuve un montón de entrenadores, de profes y de compañeros, y en la actualidad jugadores a cargo y colegas con los que interactuamos permanentemente, y de todos recojo información.

“En la pandemia, tras montones de charlas con diferentes entrenadores de todos los deportes y niveles, se daba un latiguillo en común: ´lo fundamental es el manejo de grupo´. Pensaban lo mismo un entrenador de Selección que uno de hándbol de un club pequeño español que solo competía en forma amateur. A eso, yo le sumaba mi experiencia de haber estado en grupos que, con excelentes jugadores, no se llegaba a nada, pero en otros con menos nivel y una muy buena convivencia, se conseguían logros resonantes. Entonces, la pregunta es: ¿Dónde está el secreto?.

--¿Encontraste la respuesta?

--El tiempo y mis inquietudes me llevaron a estar convencido de que los entrenadores no solo dependemos de la técnica, de la táctica y de la estrategia que elegimos para salir a la cancha, también necesitamos crear un grupo armónico, que este convencido de lo que quiere y que se ayude en los momentos más duros de la competencia. En una frase sería: “Conocernos y querernos afuera para que todo salga mejor adentro”. Ahí está la clave, y el “Método Wilson” es una herramienta que nos puede acercar a esa finalidad.

 

Pionero de un título

Diego fue ayudante de campo de Ever Demaldé, ambos creadores del plantel de Independiente Rivadavia que a fines de 2023 logró el ascenso de la Primera Nacional a la elite del fútbol argentino.

En los primeros días de abril, después de 8 encuentros (2 triunfos, 3 empates y 3 derrotas), el cuerpo técnico fue despedido por la nueva dirigencia que asumió en el club (en enero de 2023), “comandada” por el presidente, empresario televisivo y máximo referente de la “Lepra” Mendocina, Luis Vila, quien no había contratado a Demaldé y sus colaboradores.

--El “Método Wilson”, ¿cuánto tuvo que ver en el armado de ese equipo que daba muestras de superación y jugaba realmente bien?

--Señalar que el “El Método Wilson” fue el responsable de la excelente campaña del equipo sería un acto de soberbia. Aunque luego del scouting, tanto humano como futbolístico, que se realizó, fue necesario ensamblar las piezas entre los que llegaban como refuerzos con los cuatro que habían quedado del proceso anterior. Sí te puedo decir que fue el bautismo de fuego de esta dinámica de grupo.

“La experimentamos en el hotel de La Plata, donde realizamos la pretemporada, y fueron dos horas y media de un momento inolvidable. Hubo un antes y un después de ese trabajo grupal, te lo pueden decir los jugadores; cualquiera de ellos, después de la dinámica, no fue el mismo en la relación con sus compañeros. Ese grupo que se unió a fuego término logrando aquello con lo que soñaron y desearon juntos aquel día. El fútbol es imprevisible y el resultado es multifactorial, pero soy un convencido que la unión grupal puede llegar a logros que muchas veces exceden lo racional.

--Cumpliste medio siglo de vida, ¿cómo seguís ahora, como entrenador o como escritor?

--Soy un hombre de fútbol pero antes que nada entrenador, aunque no me puedo quedar a esperar a que el que toma decisiones en un club me contrate para volcar mis conocimientos. De hecho vengo de ser parte del armado del plantel campeón de la Primera Nacional, con un goleador que trajimos de Paraguay (Alex Arce, hoy vendido a la Liga de Quito en una cifra millonaria) que pocos conocían. Además llevamos y potenciamos a jugadores como Ezequiel Ham y Juan Manuel Elordi, quienes estaban en el Federal A.

“A su vez incorporamos y le dimos rodaje a Franco Romero, volante central que ahora juega en Defensa y Justicia, como así también insistimos con traer a Matías Reali, hoy la sensación del fútbol argentino. Al menos dejamos en claro que para armar un buen plantel no se depende solo del dinero --que en ese momento para nosotros era escaso--, sino de horas de trabajo y capacidad”.

“Pese a todo lo que enumero, estoy fuera del sistema laboral, por eso sigo escribiendo y dando clases (en 2009 se recibió de Director Técnico Nacional de Fútbol en la Escuela N°1 con sede en el club River Plate) en dos institutos de Buenos Aires donde se cursa la carrera de DT. Entiendo que no se necesita estar parado frente a un plantel para poder ayudar al deporte que tanto amo, aunque debo reconocer que todos los días me levanto esperando a que suene el teléfono y se me presente una nueva oportunidad para volver a estar en el verde césped, disfrutando del día a día con jugadores y compañeros de trabajo”.

--¿Cuándo un libro de anécdotas sobre tu trayectoria deportiva?

--Seguramente en algún momento va a haber un libro que tenga que ver solo con mi historia deportiva. Ahora estoy enfocado en el próximo, que es un ensayo sobre este sistema exitista y “ganadorista” (sic) que hoy nos invade en el mundo del deporte. Así que el otro va a tener que esperar.

–Para cerrar, ¿alguna anécdota de tu paso por Independiente Rivadavia?

--Hubo muchas, ya que llegamos a la institución en una etapa de transición política donde había una total incertidumbre. Teníamos que armar un plantel totalmente nuevo, económicamente el club no estaba bien y se había acercado una empresa gerenciadora a colaborar. En ese contexto, el 1 de diciembre de 2022 empezamos a trabajar con solo cuatro profesionales y un montón de juveniles.

“La anécdota tiene que ver con esas maravillas que tiene el fútbol. Cuando empezó el armado, era indispensable sumar un delantero centro. La gente que se había acercado nos tiró varios nombres, incluso uno de Primera división, pero no nos convencía ninguno. Llamé a un colega amigo y me dijo: `fijate Arce, que yo lo tuve y te va a servir (jugaba en Sportivo Ameliano de su país)´ Vimos unos videos y entendimos que era el indicado, pero eso lo pensábamos solo nosotros, y ahí radicaba el problema. Desde el 10 de diciembre hasta fines de enero estuvimos insistiendo por ese 9, pero nadie daba el ok para traerlo. Nos siguieron ofertando nombres, hasta que a poco de iniciarse el torneo nos plantamos: “Es Arce o ninguno”. Y salió bien.

“Alex arribó a Independiente, metió una carrada de goles y fue lo que fue. Cuando lo conocieron, todos preguntaban por él, pero el dicho dice: “la historia la escriben los que hacen”, a lo que agrego, “pero las verdades generalmente las tienen los que pierden”.

 

Gacetilla-prólogo

“Sabemos quién es el de al lado, pero ¿conocemos realmente quién es? Hay una manera de lograrlo y es a través de “El Método Wilson”. La consonancia empática es lo más difícil de lograr en los grupos humanos. Para que esto ocurra yo debo conocer lo más posible a mi compañero. No es fácil, hay que crear un ámbito de apertura que solo es posible con disparadores adecuados y en el momento indicado. Diseñé este método para que eso se logre, y en mis experiencias he logrado resultados increíbles aún en los grupos más cerrados. Este método es un antes y un después en las dinámicas colectivas. La mirada hacia el otro ya no será lo misma una vez que sepamos quien es realmente”.

“Hay un equipo de trabajo hasta acá y habrá otro más fuerte después de atravesar esta experiencia colectiva. Ojala este pequeño libro sirva para construir ámbitos laborales de mejor calidad humana, donde el respeto y la admiración sean los cimientos. Que podamos cambiar cada uno desde su lugar esta realidad a veces tan toxica que rodea al mundo del fútbol. Yo nunca renuncio a levantarme día a día y, desde mi trinchera, colaborar para que una sociedad mejor sea posible. Tal vez “El Método Wilson”, inconscientemente, haya sido creado para eso, porque si de algo estoy convencido es que esta dinámica no está apuntada a lograr un resultado numérico, sino, por el contrario, a pretender lograr que las personas pongan su energía en pos de la mejora continua no solo propia sino también ajena”.

“En definitiva, es que cuando miremos al otro nos estemos mirando a nosotros mismos. Y podamos llevar más allá de la realidad esa famosa frase “no le hagas a los otros lo que no te gustarían que te hagan”; entonces “hacele a los otros lo que te gustaría que te hagan a vos”.

 

Sobre el autor

 

Diego Hernán Fernández nació en Punta Alta hace 50 años. Fue futbolista profesional durante 20 años en Argentina y en el exterior. Actualmente es Director Técnico profesional Licencia PRO Conmebol (la más alta en Sudamérica). Ha formado parte de varios cuerpos técnicos en Argentina y en Colombia. Su primer libro “El intelecto y 10 más” trata sobre la importancia de desarrollar el intelecto en los deportistas. Es docente en el instituto ISAD en las materias Planificación Estratégica y Dirección de jugadores y equipos. También es parte del staff de profesores de la escuela EDT capacitando colegas.

Es disertante en temas de liderazgo, conducción y gestión de recursos humanos. Desarrolló un programa de charlas llamado “Futbolosofía” y otro para jóvenes denominado “En busca de los sueños”. Junto al psicólogo César Palmieri ha dictado las capacitaciones “Psicología y fútbol” y “La cabeza del entrenador”. Es columnista en el Análisis Digital de la ciudad de Paraná y el programa radial “A la cancha”, de Bahía Blanca.

 

 

Fuente:La Nueva

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