Refugio de Motoviajeros en Argerich: 7 años de una labor solidaria
Adalberto Issepi tiene 70 años, es motociclista y siempre ha hecho viajes largos. Si bien nació en Bahía Blanca, desde hace un largo tiempo reside en la zona, en la actualidad, en Médanos....
Adalberto Issepi tiene 70 años, es motociclista y siempre ha hecho viajes largos. Si bien nació en Bahía Blanca, desde hace un largo tiempo reside en la zona, en la actualidad, en Médanos.
Hace 7 años, cuando vivía en Argerich, y luego de una experiencia de viaje por la costa hasta Ushuaia (regresando por la Ruta 40), descubrió que a lo largo de ese camino no había refugios para motoviajeros, quienes generalmente buscan algún tipo de alojamiento económico porque a veces están hasta dos o tres años en el camino.
En ese viaje se le ocurrió la idea de hacer un parador en su casa que fuera totalmente gratuito, con el único objetivo de brindar hospitalidad y fomentar el encuentro y la camaradería.
Así fue que se juntó con otros moteros amigos de la zona y juntos crearon el Refugio Moto Viajeros Ruta 22 Argerich, espacio que hoy administra Hugo Kenech, quien también ha tenido moto toda la vida y viaja hasta este parador desde Bahía Blanca para abrir las puertas y recibir a quienes van llegando.
“Internet es una telaraña que recorre el mundo, empezamos a difundir y a contar sobre este lugar, este parador que funciona como una especie de hostel, y comenzó a venir gente”, contó Kenech.
En abril cumplió 7 años de vida y solo estuvo cerrado durante la pandemia por un año.
“Antes no había tanto turismo en moto como hoy, que recibimos turismo nacional e internacional. Hay muchos norteamericanos y europeos”, dijo.
“De hecho, hicimos un museo, una especie de baúl de los recuerdos, con objetos donados por la gente que pasó: han dejado banderas, remeras, de todo. Están todos exhibidos. Un viajero dejó hasta un bidón de combustible que lo salvó en medio de La Pampa”, comentó.
Aclaró que el lugar es para alojar solo a viajeros en moto, no para gente que viaja en otro tipo de vehículos.
Funciona muy bien, tenemos un aporte muy chico que nos sirve para mantenerlo, pero es totalmente sin fines de lucro. La gente que trabaja allí es ad honorem”, aseguró.“Lo hacemos como un pasatiempo aunque ahora, en verano, está viniendo mucha gente”, señaló.
El refugio se ubica a dos cuadras de la Ruta 22 y cuenta con servicios como Wi-Fi, cocina, heladera, horno, vajilla, calefacción, parrilla, aire acondicionado y lavarropas.
“La esencia del refugio es ayudar. Hoy, hacia la zona sur, hay muchos de estos paradores. Y estamos comunicados entre nosotros: hay en Viedma, en Las Grutas y otros lugares más”, informó Kenech.
“Soy la cara más visible del proyecto porque estoy jubilado y autónomo y tengo la posibilidad de ir mas seguido al refugio para atender a la gente. A veces voy hasta dos veces por día”, agregó.
No obstante, son unas 15 personas las que colaboran, mantienen el lugar, hacen limpieza y obras de mejoramiento.
“De los 14 años que tengo moto. He hecho siempre viajes cortos. En el refugio no hay jefes, somos todos iguales, solo que yo tengo mayor disponibilidad horaria”, mencionó.
Por su parte, Adalberto Issepi, alma y fundador del refugio, también aportó datos sobre esta experiencia.
“Formé un grupo de motociclistas amigos que comprendieron la idea y trabajamos en equipo. Hoy han pasado 7 años y, con mis 70 años, no quiero asumir los compromisos que se originan, ya que se necesita tiempo y dedicación. Soy motociclista y cuando viajo en moto por Argentina y Sudamérica, cada viaje me lleva de 3 a 4 meses”, explicó.
Hoy es integrante y administrador de grupos desde Ushuaia hasta Alaska.
“Decidí hacerme cargo de los grupos de apoyo y brindar contención, información y soluciones en ruta”, contó.
Iseppi, en primera persona."Viajar en moto es mucho más que una simple travesía; es una experiencia que define y da sentido a mi libertad. En cada kilómetro recorrido, encuentro una sensación de independencia que solo la carretera puede ofrecer.... La moto me abre las puertas a un mundo donde las fronteras desaparecen, y con ellas, las barreras sociales.
En el camino, me encuentro con almas de todo tipo, cada una con su propia historia. Es un intercambio sincero y profundo, donde nos escuchamos mutuamente, compartimos nuestras vivencias y, al final, comprendemos que nadie es dueño de la verdad absoluta.
La verdadera magia del motociclismo reside en estos encuentros. Después de muchos kilómetros, de muchos paisajes, lo que realmente queda en mi mente son las personas que conozco, sus historias y el impacto que tienen en mi vida. Amo la Ruta por esto; por los personajes que se cruzan en mi camino y por las historias que compartimos.
Cada parada en la carretera es una oportunidad para estrechar lazos con un nuevo hermano.
Ayudar a un colega motociclista a resolver un problema en su moto, no es solo un acto de solidaridad, es la formación de un vínculo que seguramente durará toda la vida. Este espíritu de camaradería es el alma del motociclismo, un amor que se fortalece con cada aventura compartida.
Amo viajar en moto. Amo la libertad que me otorga, el camping bajo las estrellas cuando el cielo es amable y la sensación de pertenecer a una hermandad global de locos aventureros. Cada viaje, cada historia me recuerda por qué el motociclismo es una pasión tan profunda en mi vida".
Argerich. Es una localidad ubicada en el Partido de Villarino, provincia de Buenos Aires. Se encuentra sobre la Ruta Nacional 22, la cual es su principal vía de comunicación vinculándola al nordeste con Bahía Blanca y al sudoeste con Médanos. En la localidad hay un vivero municipal de 24 hectáreas, considerado uno de los atractivos turísticos del municipio. Cuenta con 80 habitantes (Indec, 2010).