Plástico reciclado: otro aporte del productor hacia una agricultura sustentable
El dato no deja de ser impactante, sobremanera si se considera que la gestión comenzó en el año 2019: tres de cada cuatro kilos de plástico de envases vacíos de fitosanitarios se convierten en...
El dato no deja de ser impactante, sobremanera si se considera que la gestión comenzó en el año 2019: tres de cada cuatro kilos de plástico de envases vacíos de fitosanitarios se convierten en postes, caños para fibra óptica, varillas y fratachos, entre otros materiales de construcción, así como elementos viales y demás productos con el objetivo final de promover la economía circular.
Una equivalencia? Tras el proceso de reciclado, un bidón de 20 kilos se convierte en un metro de tritubo.
La denominada revalorización del plástico se logra a través de CampoLimpio, que posee un sistema de gestión para recuperar los recipientes que se generan por la actividad agropecuaria, lo que promueve la sustentabilidad y el cuidado del ambiente.
Para este fin, en el que también es indispensable la activa participación de los municipios, las provincias y la Nación, así como distribuidores de los fitosanitarios y entidades representativas de los productores, se cumplen pasos clave:
—El agricultor, o ganadero, entrega sus envases limpios, los que deben ser sometidos a la técnica del triple lavado (o lavado a presión), a los más de 80 Centros de Almacenamiento Transitorio (CAT) o, eventualmente, durante las jornadas de recolección que se realizan en todo el territorio argentino.
El lavado de los recipientes es crucial. ¿Por qué? Porque garantiza la eliminación de los restos del producto que puedan permanecer en los envases y, de esta forma, permite —de acuerdo con CampoLimpio— que el plástico sea reciclado de forma segura.
—Una vez entregado el envase, al productor se le otorga un certificado donde se indica: 1) que da fe de la posterior utilización de dicho plástico en usos autorizados y 2) que no afecta al ambiente ni a la salud de las personas (en relación a la ley nacional 27.279, que establece las responsabilidades para los actores de la cadena a lo largo del ciclo de vida del producto fitosanitario).
—Tras la recepción, los recipientes son enviados a operadores habilitados por las autoridades provinciales, quienes canalizan el material recuperado hacia los destinos autorizados (oportunamente) por la normativa vigente.
Juan Manuel Medina, gerente de Relaciones Institucionales y Comunicación de CampoLimpio, de explica de esta manera: “Que los residuos sean gestionados en el marco del sistema significa que su plástico será puesto en valor y no terminará en usos indebidos, algo que sucede cuando los envases ingresan a circuitos informales. Por eso siempre insisto en que el trabajo mancomunado de todos los actores de la cadena de valor; es decir, productores, aplicadores, distribuidores, empresas, asociaciones del agro y autoridades resulta indispensable para que el sistema funcione”.
También se refirió a las cuestiones ambientales. “Tiene que ver en cómo reutilizamos lo que siempre se pensaba como residuo o desecho. En tal sentido, entiendo que el compromiso en términos ambientales indica que se debe pensar la producción agropecuaria desde otro lugar. Es decir, identificar que hay residuos agropecuarios y de allí el aporte que podamos hacer para la economía circular”.
De acuerdo con la propia entidad, desde 2019 hasta este mayo se recuperaron 13.303.897 kilos de plástico de envases vacíos de fitosanitarios. Y, sólo en este mismo último mes de referencia, se recolectaron 538.323 kilos. Asimismo, existen —hasta el momento— 115 empresas adheridas a este compromiso, que representan a más del 90 % de los envases de fitosanitarios que se comercializan anualmente en el mercado nacional.
¿El desafío? En primer lugar lograr que esta curva de crecimiento se consolide en función de una mayor concientización ambiental pero, también, por los beneficios que se logran a partir de envases convertidos en plásticos revalorizados.
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