Pescadores de langostinos, los gondoleros del estuario
Navegar por el estuario de Bahía Blanca sin barcos amarillos a la vista es como imaginar Venecia sin góndolas por los canales. Pescadores de langostinos de la bahía y gondoleros amarrados en...
Navegar por el estuario de Bahía Blanca sin barcos amarillos a la vista es como imaginar Venecia sin góndolas por los canales. Pescadores de langostinos de la bahía y gondoleros amarrados en la plaza San Marcos son parte de la historia y el paisaje cotidiano de cada lugar.
Detrás de cada embarcación del mundo White hay un emprendimiento familiar de inmigrantes pescadores que vinieron de muy lejos. Partieron de una isla del mar Tirreno frente a Roma, desde donde trajeron el arte de las redes y a San Silverio, santo patrono de los navegantes.
Con historia milenaria, Ponza es deslumbrante por donde se la mire. Siete siglos AC Homero la menciona en la Odisea y su nombre se atribuye a Poncio Pilato.
Por capricho de un volcán extinguido la isla tiene el formato de una gran medialuna. La superficie es el borde mismo del volcán y está habitada por pescadores ancestrales y turistas que llegan de todas partes. Allí disfrutaron vacaciones artistas inmensos como Kirk Douglas, Anthony Quinn, Burt Lancaster, Gina Lollobrigida y Sofía Loren. Jacques Cousteau filmó documentales marinos a bordo del “Calypso” y el paisaje de mar y montaña fueron set de filmación de “Satiricón”, la creación del gran Federico Fellini.
Un siglo atrás comenzaron a llegar a White las primeras familias de pescadores de Ponza. Al comienzo zarpar mar adentro era una aventura peligrosa, sin regreso a puerto asegurado. Las palomas mensajeras fueron sus aliadas. Con ellas a bordo a medida que avanzaban entre islas y canales las iban liberando. Eran portadoras del mensaje de la ubicación escrito en un papel adosado a la pata. Especie de telegrama artesanal que tranquilizaba la espera cuando las aves llegaban al palomar con buenas noticias de los familiares en altamar.
Disfruté el placer de compartir la travesía y los trabajos marineros de la pesca de langostinos a bordo del “Amapola”, con Cacho Marzocca al timón. Fue a fines de los 90 en una jornada de sol a sol donde filmamos la primera historia de pescadores de la ría para nuestro ciclo de TV. Recuerdo a nuestro camarógrafo sueco Göran Gester, entusiasmado con las imágenes del paisaje que filmaba sin parar. Tal fue el impacto que le provocó la geografía del estuario que al regreso nos pidió expresamente si podía ser el editor del documental. Así fue, lo hizo con calidez y precisión nórdica. Hoy Göran es un experimentado director de cine con su productora de contenidos radicada en Madrid.
Durante el viaje entre gaviotas e islas del estuario que emergen y desaparecen según lo determinan las mareas, Cacho Marzocca, un tanguero con más noches que la luna, que revivió el día que un furioso temporal dio vuelta de campana al "Amapola" con ellos atrapados en el camarote. Bajo el agua se generó una burbuja de aire milagrosa que Cacho atribuyó a San Silverio. Lograron sobrevivir y salir a la superficie, hasta que fueron avistados y recogidos sanos y salvos.
Inolvidable el almuerzo a bordo en aquel mediodía de sol radiante. Fideos con salsa elaborada en el momento con la variada pesca del día de langostinos, lenguado, pulpitos y pescadilla. Rodeados de Atlántico y gaviotas danzando a nuestro alrededor. Estábamos trabajando cada uno en lo suyo y nos parecía tocar el cielo con las manos.
En 2019 repetimos la ceremonia con Claudio Onorato y la tripulación de hijos y familiares. Otro día único, inolvidable. Felicidad de las simples cosas cuando disfrutamos lo que hacemos y lo disimulamos como si fuera trabajo. Cinco horas de navegación esquivando islas por canales angostos de poca profundidad.y el riesgo latente de quedar varados en la arena. La noche oscura con luz emergencia de la luna y a lo lejos el resplandor de la ciudad que dejábamos atrás. Amanecer en el mar escuchando “O sole mio”, el fondeo cerca de la isla Verde con la imagen cercana y protectora del faro Rincón. Luego la ceremonia del tendido de las redes, que se izaban con el cambio de marea desbordantes de langostinos. Disfrutando cada momento la vida de pescadores.
Claudio es devoto de San Silverio. Papá pescador murió en su ley, en un naufragio. Se dio el gusto de viajar a la isla de los ancestros, caminó Ponza junto a sus familiares. Gracias a la vida que me ha dado tanto, dice Claudio. Tiene razón.
La vida de la mayoría de los pescadores del estuario transcurre entre la pesca, la familia y los amigos. Un mundo siempre expuesto a vaivenes meteorológicos y los ciclos de la pesca. Años de abundancia contrastados con otros de redes vacías y dificultades.
Como quiera que sea las lanchas amarillas son parte inseparable de la postal y la historia de White.
La catástrofe climática que azotó Bahía en diciembre pasado inutilizó buena parte de las lanchas amarillas amarradas en el muelle de los pescadores.
Desde entonces no se ven góndolas en el estuario y los gondoleros quedaron al garete, sin el sustento diario de la pesca .
Por eso aguardan esperanzados otro milagro de San Silverio. Que les dé una mano y los rescate de este naufragio en tierra.
Desean volver a navegar por el estuario, tender las redes, trabajar.
Respirar profundo mar adentro, en su mundo.
Libres como el viento…
Fuente: https://www.lanueva.com/nota/2024-6-5-5-0-41-pescadores-de-langostinos-los-gondoleros-del-estuario