Escuchar artículo

Paula y Wesley: es pampeana y un donante de Inglaterra salvó su vida

Audionota: Danilo BelloniCuando la pampeana Paula Socolosky, oriunda de Jacinto Aráuz, vio al personal de salud de la clínica Alexander Fleming entrar a la habitación c...

Paula y Wesley: es pampeana y un donante de Inglaterra salvó su vida

Audionota: Danilo BelloniCuando la pampeana Paula Socolosky, oriunda de Jacinto Aráuz, vio al personal de salud de la clínica Alexander Fleming entrar a la habitación c...

Audionota: Danilo Belloni

Cuando la pampeana Paula Socolosky, oriunda de Jacinto Aráuz, vio al personal de salud de la clínica Alexander Fleming entrar a la habitación con una bolsita (como las que se usan para hacer transfusiones) supo que allí se concentraba su esperanza de vida: la médula ósea de Wesley, un voluntario de Inglaterra que había decidido registrarse de forma altruista en su país.

Pasarían dos años hasta que se conocieran, chatearan por Whatsapp y hasta intercambiaran fotos de pasiones compartidas, como el fútbol, cada uno con su amada bandera. 

Hoy, a sus 43 años, luego de atravesar durante años muchos tratamientos invasivos para combatir, primero, un cáncer de mama, luego, una leucemia mieloide aguda, con la oportunidad de un trasplante de médula, Paula lleva una vida normal aunque completamente diferente a la que tenía: tiene otra mirada sobre la vida y alienta a los jóvenes a donar.

"Me tocó perder a alguna de las chicas con las que nos cruzábamos en los pasillos de la clínica, algunas porque no consiguieron donante y otras porque no sobrevivieron al trasplante", contó.

Por eso, y por su propia y dura experiencia, cada vez que puede realiza tareas de promoción y difusión sobre la importancia de la donación voluntaria de médula ósea. 

"Con un poquito de tu sangre podés salvar una vida o darle la posiblidad a alquien de vivir el tiempo que sea. El tiempo que puedas dar con unas gotitas de sangre es valiosísimo. El día a día es fundamental en un paciente con cáncer en la sangre", expresó.

"No duele donar sangre pero sí duelen la enfermedad y la espera. La espera te mata", añadió.

En 2014, Paula recibió el diagnóstico de cáncer de mama. Superó dos cuadrantectomías, la extirpación de ganglios, quimioterapia y radioterapia. 

Tras recibir el alta, mantenía controles de rutina hasta que en 2018 se hicieron evidentes nuevos síntomas: un cansancio extremo y la aparición de moretones inexplicables.

Decidieron trasfundirle hierro pero el problema no se solucionó y el médico Jorge Aldape la derivó a un hematólogo de urgencia. El hematólogo que la atendió, el doctor Martín Brandt, confirmó mediante una punción de médula ósea que Paula padecía leucemia mieloide aguda.

"En un primer momento no quería ni saber qué tipo de enfermedad tenía pero obviamente que los médicos por protocolo te tienen que explicar", rememoró.

Empezó el tratamiento en el Hospital Matera de Bahía Banca pero allí no se realizan trasplantes de médula, por lo que su familia consiguió el avión sanitario de La Pampa para trasladarla de urgencia a la clínica Alexander Fleming de Capital Federal.

Uno de los médicos que la atendió en esta clínica fue Joaquín Bauzat, quien es bahiense, algo que la reconfortó ya que no se le había ocurrido que en este destacado centro fuera a encontrar a un especialista de nuestra región.

Un mes después de ingresar a la clínica sufrió una falla generalizada, multiorgánica y estuvo 40 días internada en terapia intensiva, inconsciente. 

"Solo funcionaba bien el corazón y descartaron que hubiera un derrame cerebral. Estaba con respirador y en diálisis", contó.

"Cuando desperté sentí que había pasado un día pero mi cuerpo estaba totalmente inmovilizado por la pérdida de masa muscular. No podía agarrar el teléfono, ponerme los lentes, comer sola ni sostener un vaso de agua", recordó.

Lo primero que hicieron fue analizar la compatibilidad de médula ósea con sus hermanos y su mamá ya que su único hijo, Valentín, por su edad, todavía no era candidato a donación.

"Es muy baja la posibilidad de que un hermano sea 100 por ciento compatible. En mi caso no se dio y desde el Incucai comenzaron la búsqueda de mi donante, primero de forma nacional y luego internacional", explicó.

Cuando salió de terapia intensiva la leucemia había remitido por el tratamiento pero ella no estaba en condiciones de recibir un trasplante.
Antes debía lograr volver a caminar y valerse por sí misma así que la derivaron a la clínica neurológica Fleni, en la sede de Escobar para hacer la rehablitación.

"Tuve que aprender desde usar la silla de ruedas hasta volver a sostener los cubiertos", comentó.

Tras recuperar la marcha, aunque con dificultades y la ayuda del andador, le dieron el alta para que fuera a un lugar más seguro porque sus defensas estaban muy bajas.

No fue sino hasta mayo de 2019 que le avisaron que habían encontrado un donante y que era de Inglaterra. Pero ella aún desconocía su identidad por una cuestión legal de reserva de datos.

Durante el tratamiento pre-trasplante, que consta de ciclos de quimioterpia, tuvo una falla hepática y debieron suspenderlo y criogenizar la médula de Wesley. Se volvió a internar un mes después para la realización del trasplante.

Allí recibió la médula de Wesley y estuvo 15 días en terapia intensiva, pero esta vez de forma consciente y con su consentimiento porque no podía ingerir alimentos por la boca debido a una mucositis, una pérdida de la mucosidad del tracto digestivo, complicación bastante frecuente en estos casos.

Al salir de terapia tuvo que volver a rehabilitarse para recuperar la marcha, pero fue un poco más fácil que la vez anterior.

Tras el trasplante logró regresar a Aráuz junto a su hijo y familia y hoy trabaja en un estudio contable.

A Wesley lo conoció por mensaje, luego de dos años del trasplante. Se comunicaron por Whatsapp y siempre están en contacto. Se saludan para cumpleaños y fiestas.

"Siempre le agradezco haber tenido ese acto voluntario y altruista de convertirse en donante y haberme salvado la vida", dijo.

"Estoy eternamente agradecida con él y con cada uno de los donantes que tuve tanto de sangre como de plaquetas", remarcó.

Durante los 18 meses que Paula estuvo en Buenos Aires peleando por su vida, su hijo se quedó en Jacinto Arauz "tratando de llevar una vida lo más normal posible pero con su mamá lejos".

"El regreso fue y sigue siendo complicado. Era muy chico cuando me fui, tenía 8 años, y yo le había dicho que iba a Bahía Blanca a curame y terminé pasando 18 meses en Buenos Aires. Y cuando me vio nuevamente no era la misma mamá que se había ido y fue muy difícil para los dos", confió.

Le expicó a Valentín con soldaditos que sus defensas iban a deja de funcionar y por ello iba a perder el pelo y estar más pálida o con moretones para que cuando la viera no se asustara o sorprendiera. No obstante para él fue algo impactante y aún recuerda esa impresión.

"Tengo una foto en Fleni en el momento de mi rehabilitación en la que él me lleva de la mano como yo cuando le enseñé a caminar. Todavía tenemos charlas en las que aclaramos todo lo vivido", mencionó.

Hoy, después de este difícil tránsito por tratamientos y hospitales hay cosas que Paula ya no toma igual. 

"Creo que tenemos solo dos certezas en la vida: el momento en que nacemos y el momento en que morimos", dijo.

Entre esas dos certezas hay una gran incertidumbre: "No vale la pena hacernos problemas en exceso, no tiene sentido. Ocuparnos sí, pero no excedernos en preocupación".

Cada vez que puede entusiasma a más jóvenes a que se animen a registrarse para ser donantes.

Uno de los mayores impactos que recibió fue ver tantos niños y jóvenes enfermos.

"Hay un montón de chicos esperando y pueden salvar una vida", dijo.

"En el momento que entré a la clínica sentí que había hecho un montón de cosas en mi vida: había disfrutado de salidas con amigas, de mi embarazo, de formar una familia y tener un hijo", narró.

"Ahí tomé más conciencia de la cantidad de chicos y de gente muy joven que no había tenido esa posibilidad y que si no recibía su donante y su trasplante no tenía manera de continuar su vida", añadió.

Señaló que basta una extracción de sangre para registrarse como donante.

"Es muy importante reaccionar antes de que las cosas pasen y no esperar a que le suceda algo a un familiar para hacerse donante", remarcó.

Paula viaja una vez por mes a Buenos Aires por un tratamiento de rutina por exceso de hierro en el hígado, producto de tantas transfusiones.

"Mi médula está funcionando de 10. Tengo una vida normal pero totalmente distinta a la que tenía", admitió.

Destacó el apoyo de su familia y una imagen que no borrará jamás: la fuerza de sus hermanos cuando la sostenían para que pasito a pasito volviera a caminar.

"Me gustaría dar más charlas de promoción pero a veces las emociones llegan, me invaden las lágrimas y no puedo decir todo que siento", destacó.

Este año la Comisión del Banco Credicoop de Jacinto Arauz la sorprendió con la entrega de un presente por ejemplo de lucha, en el Día de la Mujer: una obra de la artista Vicky Biagiola.

Paula Socolosky: "Es particular lo que siento por lo que vivimos con Malvinas"

Luego de dos años del trasplante fue posible tener contacto directo con el donante,Wesley, de la ciudad de Poole porque así lo permiten las leyes en Inglaterra y es compatible en Argentina. 

"Desde el Incucai me dieron su teléfono y le escribí para agradecerle y seguir el contacto. Me preguntó sobre la enfermedad y me comentó que él había perdido a un amigo que tuvo leucemia y eso lo había llevado a hacerse donante", dijo.

"Es particular lo que siento por lo que vivimos como argentinos con Inglaterra, por las Malvinas. Cada acto me conmueve de una forma especial. Por ahí sigue la bronca con los ingleses y él, que es inglés, me salvó la vida", dijo.

Comentó que Wesley es seguidor del Liverpool, que tiene entre sus jugadores al pampeano Alexis Mac Allister y que intercambiaban buenos deseos en la Copa del Mundo para cada país.

"Siempre le comparto alguna imagen de La Pampa que tanto quiero y tenemos la idea de encontrarnos y conocernos. Él estuvo en México y yo le digo que si ya cruzó el charco quizás ahora venga a la Argentina", dijo.

Una amistad que nació de la foma más genuina: dando amor sin esperar nada a cambio. Ojalá el amigo de Wesley le esté guiñando un ojo desde el cielo.

Fuente: https://www.lanueva.com/nota/2024-12-15-5-0-1-paula-y-wesley-es-pampeana-y-un-donante-de-inglaterra-salvo-su-vida

Volver arriba