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Miguel Martín, un médico pampeano con el legado de Favaloro

Audionota: Marina LópezEl doctor Miguel Martín es un neurólogo pampeano nacido en Winifreda y asentado en Santa Rosa, donde hoy vive con su familia y tiene su consultorio...

Miguel Martín, un médico pampeano con el legado de Favaloro

Audionota: Marina LópezEl doctor Miguel Martín es un neurólogo pampeano nacido en Winifreda y asentado en Santa Rosa, donde hoy vive con su familia y tiene su consultorio...

Audionota: Marina López

El doctor Miguel Martín es un neurólogo pampeano nacido en Winifreda y asentado en Santa Rosa, donde hoy vive con su familia y tiene su consultorio. En 35 años de trabajo adoptó como propio el ejemplo de René Favaloro, a quien define como "ese prócer al que conocimos personalmente y con quien pudimos conversar ”.

Su admiración por esta eminencia que creó el bypass coronario salvando millones de personas lo marcó desde su juventud y consolidó valores esenciales para su vida y profesión.

“Lo conocí en la Academia de Medicina, en Capital Federal, al recibir la beca Tomás Insausti, para estudios de neurología. En dos ocasiones pude conversar con él en los años 1992 y 1993, en el marco de la entrega de estas becas”, recordó.

“Admiro su vida dedicada al servicio de la gente, el cambiar su entorno, su trabajo en Jacinto Aráuz, en La Pampa, haciendo medicina preventiva, disminuyendo la mortalidad infantil y realizando cirugías”, dijo.

Jacinto Aráuz es un paso obligado para Martín y familia, cada vez que andan cerca. Visitan la que fue su casa, su consultorio, su imagen.

Si bien Miguel Ángel Martín es médico neurólogo, y no rural, su trabajo no se limita al consultorio; recorre los pueblos para visitar a quienes no pueden trasladarse y brinda el número de su teléfono celular para que nadie quede sin atención.

En su labor cotidiana, atiende a personas mayores con patologías crónicas como el Alzheimer, accidentes cerebrovasculares (ACV) y otros problemas.

Por eso, el pasado 1 de enero, cuando lo llamaron en la madrugada para acudir a una urgencia en medio del campo, ni lo dudó.

Un trabajador se había lesionado gravemente. En esa época, es común ver contratistas cordobeses -también conocidos como “trabajadores golondrina”- en la entrada de los principales pueblos, sobre la ruta, para ofrecerse como mano de obra en la cosecha.

El episodio tuvo lugar en uno de estos campamentos. Así empezó el año el médico, atendiendo a un paciente postrado, con una ciática paralizante.

“Me encontré con un trabajador con un dolor insoportable. Costó rescatarlo de su casilla rural. A pesar de que era fin de año este hombre había pasado con dolor toda la noche”, dijo.

Le suministró dio una medicación inyectable para poder movilizarlo, acercarlo hasta el Hospital de Santa Rosa y estabilizarlo. Luego, lo derivaron al hospital de Río Cuarto, ciudad donde reside, y desde allí  lo trasladaron a Córdoba capital, donde permaneció en terapia intensiva.

La gravedad del cuadro era tal que debió afrontar varias cirugías y no obtuvo el alta hasta dos meses después. Luego, inició una rehabilitación que continúa hasta hoy con gran satisfacción en el paciente, la familia y los amigos.

“Pasaron días muy críticos en los cuales su vida peligraba. Eso comprometió a quienes lo rodean. Hoy todos felices con su recuperación”, dijo el médico, quien no solo salvó una vida sino que ganó un amigo en Córdoba.

Según su experiencia de 35 años de trabajo la excesiva tecnificación de la medicina, en gran medida, la ha deshumanizado.

“Sin embargo, creo que no va a desaparecer ni será reemplazada la atención personalizada comprometida que requiere un paciente”, opinó.

“La medicina sin los libros y sin capacitación continua es como navegar sin una brújula. Si el médico no se involucra en el padecimiento del enfermo, directamente no se embarcó”, dijo.

"La gente es muy agradecida. Uno aprende también de los pacientes, de verlos en su hábitat, en sus casas. Es verlos de otra forma, con otra información. Sos un amigo, y te lo agradecen mucho", señaló.

Martín destacó la importancia de las comunidades rurales, donde la economía depende en gran medida del campo.

"El mejor ministro de Economía es la lluvia. Cuando llueve, todo mejora, el pueblo se mueve", comentó.

Sin embargo, también es testigo de los peligros que enfrentan los trabajadores rurales, expuestos a accidentes con maquinaria.

"Cada tanto hay fatalidades. La herramienta con la que se trabaja tiene mucho peligro", advirtió.

Para Miguel Martín, los valores de honestidad, responsabilidad y solidaridad son fundamentales.

"Hay que hacer lo mejor que uno pueda. Ser buena persona, y si sos buen médico, mejor. El tema es que a la gente no le falles", concluyó.

Fuente: https://www.lanueva.com/nota/2024-9-15-5-0-57-miguel-martin-un-medico-pampeano-con-el-legado-de-favaloro

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