Escuchar artículo

Juan A. Pradere celebró su aniversario con una fiesta que unió al pueblo en una danza de esperanza

Cuando el reloj marcaba las primeras horas de este domingo, Juan A. Pradere vivió una de esas fiestas que quedan en el corazón del pueblo. En la intersección de las calles 14 y 4, conocida como...

Juan A. Pradere celebró su aniversario con una fiesta que unió al pueblo en una danza de esperanza

Cuando el reloj marcaba las primeras horas de este domingo, Juan A. Pradere vivió una de esas fiestas que quedan en el corazón del pueblo. En la intersección de las calles 14 y 4, conocida como...

Cuando el reloj marcaba las primeras horas de este domingo, Juan A. Pradere vivió una de esas fiestas que quedan en el corazón del pueblo. En la intersección de las calles 14 y 4, conocida como San Martín, el polideportivo se convirtió en el epicentro de una celebración inolvidable.

Pradere, ese rincón que para muchos es el primer pueblo de Patagones viniendo por la ruta 3, pero cuya alma se entrelaza con la vida de Villarino por su cercanía con Pedro Luro, dejó de lado las fronteras imaginarias para demostrar que la verdadera identidad está en su gente.

El baile fue el alma de la noche. Un espectáculo único, donde las parejas ―sin importar edad, género o dinero― se sumaron a una danza popular que parecía desafiar al tiempo. En círculos y en sentido contrario a las agujas del reloj, los cuerpos se movían como si intentaran detener la fugacidad de los momentos, como si juntos, al compás de la música, pidieran que el pasado no fuera el único refugio de lo bueno. Porque esta fiesta, con todo su encanto, no era una nostalgia: era una apuesta al futuro.

Las bandas locales y regionales hicieron vibrar el aire con melodías que invitaron a la unidad. El polideportivo se llenó de risas, pasos firmes y miradas cómplices. La comida y la bebida acompañaron el espíritu festivo: hamburguesas jugosas, panchos irresistibles, cerveza bien fría y, en un giro pintoresco, una ferretería que ofrecía herramientas, recordando que en Pradere siempre hay lugar para lo auténtico y lo útil.

Era un espacio de todos y para todos. No había barreras ni distinciones, solo un sentimiento compartido: la alegría de pertenecer. Los más jóvenes tomaban la pista con el mismo ímpetu que los mayores, demostrando que las diferencias generacionales desaparecen cuando se comparte el mismo ritmo.

Y cuando la madrugada avanzaba y las luces del polideportivo iluminaban las últimas horas de la fiesta, el baile en contra de las manecillas del reloj se convirtió en un símbolo poderoso. En cada giro, en cada paso, los vecinos de Pradere parecían estar librando una batalla silenciosa contra el tiempo, como si quisieran detenerlo, frenarlo, domarlo.

No era solo un baile; era una declaración. Una danza colectiva que decía, con cada movimiento, que el pasado no tiene que ser mejor, que el presente se puede celebrar y que el futuro, lejos de temerse, merece ser abrazado con esperanza.

Juan A. Pradere no solo festejó un aniversario más. Peleó al tiempo, lo desafió y, en esa lucha, unió a su gente. Y mientras los últimos acordes resonaban en la madrugada, quedó claro que este pequeño pueblo tiene un corazón que late fuerte, siempre mirando hacia adelante.

Fuente: https://www.lanueva.com/nota/2024-12-8-15-11-0-juan-a-pradere-celebro-su-aniversario-con-una-fiesta-que-unio-al-pueblo-en-una-danza-de-esperanza

Volver arriba