Hospital Arancibia: La crisis en primera persona
Hoy te presentamos la historia de Micaela, una licenciada en Enfermería, que renunció al nosocomio local por los bajos salarios.
En el contexto de una creciente crisis en el área de salud de nuestra ciudad, es necesario poner de relieve las voces de aquellos que se ven directamente afectados. Hoy, compartimos la historia de Micaela Buonaventura, una licenciada en Enfermería que ha tomado la difícil decisión de renunciar al Hospital Arancibia debido a los alarmantemente bajos salarios que ofrece la Municipalidad de Patagones.
A través de una emotiva carta publicada en su cuenta de Facebook, explicó los motivos que la llevaron a dejar su puesto, detallando no solo la lucha por una remuneración justa, sino también el deseo de trabajar en un entorno donde se reconozca el valor de su labor.
La situación en el nosocomio local se ha vuelto crítica, con renuncias en sectores claves como Choferes, Administrativos y Enfermería, que son fundamentales para el funcionamiento del hospital. Este éxodo de profesionales de la salud no es un simple acontecimiento aislado, sino un reflejo de un sistema que no logra valorar apropiadamente el trabajo esencial que realizan.
La historia de Micaela, al igual que la de muchos otros profesionales, nos obliga a reflexionar sobre el estado de nuestro sistema de salud. La crisis no solo afecta a los trabajadores, sino que, inevitablemente, repercutirá en la calidad de la atención que reciben los pacientes.
Es hora de escuchar a quienes están en la primera línea de esta lucha.
Al igual que la historia de Roberto, otro enfermero local que renunció a su puesto hace unos meses, esta es la historia de Micaela.
La Carta
Soy Micaela Buonaventura, Licenciada en enfermería. Me desempeño en el nosocomio local hace más de 4 años, iniciando mi trayectoria ni más ni menos con la llegada de una pandemia de la cual no conocíamos nada. Durante meses vi entrar y salir pacientes de cada rincón del hospital, me tocó despedir alguno cercano y otros con los cuales me había encariñado. Fueron meses de arduo trabajo para todo el personal de salud, donde solo fuimos reconocidos a través de aplausos y ovaciones, ya que no tuvimos compensación económica por estrés ni trabajo riesgoso (como algunos piensan). Hicimos lo que pudimos con lo que teníamos, brindamos cuidados, amor y contención, lloramos idas y festejamos altas.
Pasaron los meses, y volvimos al abismo, quedando nuevamente olvidados sin respuestas económicas favorables. Estamos tratando de subsistir con un sistema de salud en decadencia que se cae a pedazos, con sueldos básicos por debajo de la línea de pobreza. Nadie se pregunta qué está pasando? Yo no encuentro respuesta y no quiero escuchar más NO HAY PLATA. Nos están apabullando con sus efímeros y delgados aumentos? Necesitamos que respondan con sueldos que cubran nuestras necesidades.
Soy enfermera y me encuentro capacitada para liderar procesos de cuidados, tenderte una mano o mi hombro en una guardia, soy enfermera y no soy reemplazable con ningún robot o inteligencia artificial, es innegable pensar que la idea se vuelve poco atractiva cuando se trata del cuidado de nuestra salud.
No me imagino el hospital sin las personas que nos entregamos al cuidado del que no puede valerse por sí mismo. Insisto, ninguna tecnología nos va a reemplazar. Ustedes se lo imaginan?.
A fines del mes corriente dejaré de prestar mis servicios en el Hospital. Me duele, me duelen mis pacientitos, me duelen mis compañeros en lucha, me duelen años de estudios y viajes, me duele un sistema de salud que no afloja, me duele tener que salir a trabajar de otra cosa en la cual no me forme durante años, me duele irme.
Gracias a todos por tanto amor recibido, por lo aprendido, gracias por ayudarme a crecer y así formar mi perfil profesional. Hoy pongo un freno y me bajo del barco, con mucha angustia me largo a navegar otros horizontes, espero poder volver a embarcar junto a los míos y seguir priorizando la profesión que tanto esfuerzo y amor le dedico desde el primer día.