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Ganadería: un precio que se atrasa por el menor consumo y la competitividad exportadora

“El retraso en el precio del consumo es elocuente. Y ahora estamos atravesando un proceso de merma en la oferta aunque, quizás, no tan alto como muchos esperaban”, dijo Nicolás Razzetti, cons...

Ganadería: un precio que se atrasa por el menor consumo y la competitividad exportadora

“El retraso en el precio del consumo es elocuente. Y ahora estamos atravesando un proceso de merma en la oferta aunque, quizás, no tan alto como muchos esperaban”, dijo Nicolás Razzetti, cons...

“El retraso en el precio del consumo es elocuente. Y ahora estamos atravesando un proceso de merma en la oferta aunque, quizás, no tan alto como muchos esperaban”, dijo Nicolás Razzetti, consultor de mercados ganaderos acerca de la coyuntura del sector en el país.

“Los feedlots tienen poco ganado liviano disponible y por eso, en parte, algo se afirmó el valor de los mejores lotes de novillos y vaquillonas”, añadió.

“De todos modos, en poco más de un mes empezará a aparecer la hacienda que se encerró al inicio de la zafra. También la vaca de refugo y, luego, los lotes de consumo liviano que fueron a recrías cortas. Por lo tanto, habrá más oferta y eso colaborará a controlar la inflación, ya que no hay señales de que la demanda interna vaya a mejorar su poder de compra; sino todo lo contrario”, explicó.

También dijo Razzetti que esto pone en evidencia la directa relación entre los dos eslabones de la cadena y el peso que tiene el consumo.

“Esto es así a pesar del crecimiento de las exportaciones, que se llevan más del 30 % de lo que se produce, pero que tiene sus límites impuestos por la demanda internacional y, especialmente, por China y Europa, quienes no están dispuestos a convalidar precios mayores”, comentó.

“Ambas demandas de hacienda pasan por un momento de vacas flacas y eso se siente en las cuentas de los productores, cuyos ingresos se van retrasando cada mes en forma más representativa”, señaló.

Todas estas circunstancias también condicionan al negocio de la invernada.

Por otra parte, Razzetti sostuvo que, en plena zafra, los precios se han estabilizado como consecuencia de la alta oferta y de los valores del gordo.

Para este último abril, las cotizaciones de los terneros rondan los 2.000/2.200 pesos y las de terneras los $ 1.900/2.100. Estos valores son ligeramente inferiores a los máximos alcanzados últimamente en el MAG.

“Se podría decir que la reposición tiene una relación de 1 a 1. Enfrente está ahora la suba del precio del maíz, cuya relación con el kilo vivo de ganado sigue siendo buena para el engorde a corral”, afirmó.

“Hoy, con un kilo de gordo vendido en 2.200 pesos, se pueden comprar 12 kilos del cereal”, dijo.

Nicolás Razzetti, consultor de mercados ganaderos.

“En términos históricos y de dólar, el ternero tiene buen precio y el criador lo está aprovechando. Por eso, la venta es menos moderada de lo que se esperaba”, sostuvo.

El analista también se refirió a otra novedad de las últimas semanas: la reaparición del plazo de 30 y 60 días y algunos lotes que se venden con 30,60 y 90 días.

“No es un dato menor para la demanda que, hace pocas semanas, debía pagar la invernada con 15 días”, comentó.

“Pasado el pico de la zafra, es muy probable que este mercado se independice de los valores que se obtengan en el mercado del ganado para la faena pero, hasta entonces, sus precios se verán condicionados por la capacidad de pago recortada de frigoríficos exportadores, matarifes y productores mixtos que no tendrá el resultado ansiado en la cosecha agrícola”, expresó.

“Y, además, deben pensar en un ciclo agrícola 24/25, que tiene sus dificultades económicas y climáticas en el horizonte”, aseguró.

Stock vacuno

Según los datos informados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), el stock ganadero en la Argentina al 31 de diciembre de 2023 fue de 52,8 millones de cabezas.

La reducción interanual es de 1,5 millón de animales.

La caída en el número de terneros fue de 500.000 animales, en tanto que en vacas fue de 600.000. Ambas categorías explican la mayor parte de la caída del rodeo.

“En términos históricos y de dólar, el ternero tiene buen precio y el criador lo está aprovechando”.

A su vez, la relación vaca–ternero es buena, contrariamente a lo que se presumía cuando la seca hacía estragos en los rodeos de cría”, agregó Razzetti.

En nuestro país había, también al último 31 de diciembre, 22,4 millones de vacas, las que dieron 14,7 millones de terneros; esto es, el destete fue de 65 %, cerca de 5 % respecto del histórico 62 % y muy cerca de los niveles más altos.

“Aunque todavía queda mucho por crecer, está claro de que en los últimos años, y al no encontrar en las políticas respuestas a las necesidades del sector, el productor decidió trabajar puertas adentro para compensar los efectos negativos de una economía en crisis”, contó.

La premisa

Razzetti recordó que, con la llegada del nuevo gobierno, se impuso la premisa “prohibido prohibir exportaciones” y que eso se reflejó en el negocio ganadero, al menos en estos enero y febrero.
“Las ventas de carne vacuna al exterior sumaron 160.000 toneladas”, dijo.

“Esto es de acuerdo con el nuevo sistema dispuesto por la secretaría de Agricultura, que no contabiliza las ventas de huesos con carne, como sí lo hacen los exportadores para quienes la colocación de esta especie se volvió un negocio que le agrega valor, o le permite integrar mejor la res vacuna”, indicó.

Ese tonelaje representó el 32 % de la producción nacional en los primeros dos meses del año.

El último año, con exportaciones por 852.000 toneladas y una producción de casi 3,3 millones de toneladas la exportación, significó el 25 % de la oferta total.

“Hay un cambio en el esquema del negocio. La exportación tiene cada vez más participación y las empresas que venden al extranjero, además, pueden colocar mayores volúmenes en el mercado interno” explicó.

“Ese mayor volumen les permite licuar costos y compensar la pérdida de competitividad que tiene el negocio, que sufre el impacto del pago de 9 % en concepto de derechos de exportación y un valor del dólar que se atrasa cada mes respecto de la inflación”, aseguró.

“¿La contracara de esto? El consumo interno, que atraviesa una crisis cada vez más profunda”, dijo.

El consultor también dijo que la oferta para la demanda local es baja, de apenas 44 kilos por habitante al año, de acuerdo con los datos de la Cámara de la Industria y del Comercio de Carnes de la República Argentina (CICCRA) respecto del primer bimestre de 2023: 52 k/h/a.

“Esto indica que la demanda interna contó con una oferta 15 % menor en el bimestre enero-febrero con relación al promedio del año pasado”, admitió.

“Históricamente, cuando la oferta de carne vacuna se reducía por inclemencias climáticas, o cambios en los ciclos ganaderos, la reacción de la demanda era casi inmediata. Los analistas daban cuenta, entonces, de la inelasticidad de la demanda de carne vacuna”, indicó.

La inflación de los últimos 12 meses fue del 276 %, y la carne vacuna aumentó 285 %, el pollo 335 % y el cerdo 290 %.

“Pero la crisis parece haber dado por tierra con ese comportamiento del consumo, ya que los precios de la carne vacuna en los últimos meses subieron mucho menos que la inflación y esto impactó en los valores del ganado con destino a la faena”, describió Razzetti.

Así entonces, el valor promedio de la carne vacuna en los principales centros de consumo (léase AMBA, Rosario y Córdoba) aumentó entre 4 % y 6 %, con una inflación nacional de 13 %.

“Si se toman como referencia los valores del último año se aprecia más claro cómo la crisis pegó en el consumo que empieza a optar por otras carnes, en especial la de pollo, cuya producción está creciendo casi al 3 % mensual y que, además, tiene una oferta para la demanda local de 48/49 kilos por habitante al año superando en 10 % a la oferta/consumo per cápita de carne vacuna”, aseguró el analista.

El total de las proteínas

Mientras la inflación de los últimos 12 meses fue del 276 %, la carne vacuna —en ese período— aumentó 285 %, el pollo el 335 % y el cerdo 290 %.

“De todos modos, en este caso hay que destacar que el enfriamiento del mercado cárnico, y de la economía en general, le pegaron duro y que desde este diciembre, y en términos nominales, el valor del capón se redujo 12 %; es decir, 50 % en términos reales”, dijo.

“Este escenario está impactando en los precios de la hacienda vacuna que muchos se conforman con destacar que tiene buenos niveles históricos medidos en dólares, aunque el punto es que también aumentan en dólares los insumos; por caso, uno esencial como el combustible”, explicó.

Razzetti sostuvo que todo parece indicar que los precios del ganado no tendrán una suba que compense la combinación de inflación acumulada (la inflación que está por venir, que se supone que será más baja, el retraso cambiario, la falta de competitividad exportadora y la pérdida de poder de compra del consumo).

“Esto se refleja también en los números de la hacienda que no son otra cosa que un indicador que condensa ese proceso”, comentó.

El precio del novillo en el Mercado de Cañuelas, en el arranque de abril, fue de 1.740 pesos, apenas 25 % más que el que tuvo en la segunda quincena de diciembre cuando, teóricamente, hay más demanda de carne.

Otro dato es que la inflación acumulada fue enorme: 25 % en diciembre y 36 % en el trimestre enero–marzo.

Fuente: https://www.lanueva.com/nota/2024-5-7-5-0-4-ganaderia-un-precio-que-se-atrasa-por-el-menor-consumo-y-la-competitividad-exportadora

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