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Ganadería argentina: ¿cuál es el aporte medido en fuentes laborales?

Los datos sobre el aporte de la cadena agropecuaria a la economía (al fisco, principalmente) de la Argentina se terminaron de precisar en los últimos años, más allá de los 240.000 millones de ...

12 Julio 2024

Los datos sobre el aporte de la cadena agropecuaria a la economía (al fisco, principalmente) de la Argentina se terminaron de precisar en los últimos años, más allá de los 240.000 millones de dólares aportados desde 2003 hasta el momento sólo en retenciones y de los 6,5 de cada 10 dólares que ingresan al país provienen del mismo sector en carácter de exportaciones.

La repercusión desde el punto de vista de las fuentes laborales se puede presumir, pero un reciente informe del equipo económico de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) dio precisiones sobre el real impacto de una cuestión no menor (para los tiempos que corren).

Así entonces, durante 2023 las cadenas cárnicas y lácteas argentinas dieron 887.000 puestos de trabajo durante toda la campaña, casi un 2,8 % más respecto del año previo.

La cifra se debe valorizar aún más por tratarse de una campaña atravesada por una sequía que sólo registra antecedentes hacia 1978.

De acuerdo con cada una de las actividades, y en base a la BCR con datos de la SIPA, Indec y estimaciones propias, este es el detalle:

—Cadena primaria: 363.233 puestos de trabajo.

—Industrialización: 286.037.

—Comercialización: 209.161.

—Insumos y maquinaria: 26.803.

—Transporte y almacenamiento: 2.656.

En el mismo hilo, si actualmente se considera una población ocupada de 19 millones de personas, la ganadería nacional genera entonces alrededor de 5 de cada 100 empleos a nivel de todo el país.

Al analizar el desglose por actividad, se determina que la producción primaria es la generadora más importante de fuentes laborales. En tal sentido, alrededor del 42 % del trabajo de la cadena ganadera hace referencia a labores tales como la cría y la invernada en el ganado bovino y las producciones de leche y de huevos, entre las más relevantes.

Otras actividades que suman trabajo directo son (especialmente) la faena y el procesamiento de carne; la elaboración de quesos y el curtido de cueros, entre otros tramos clave en la etapa de industrialización de la ganadería.

Asimismo, la comercialización (intermediación y gestión de los consignatarios) de todos los productos juega un rol clave.

Otro eco del aporte del sector agropecuario se aprecia en el aporte de las cadenas vinculadas al PBI (Producto Bruto Interno).

Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina, en el año 2023 fue de 1 de cada 4 pesos; esto es, un equivalente a 124.276 millones de dólares. Se trata del 23,1 % del PBI argentino en general, con el dato de que el 50 % de la producción primaria es valor agregado.

La Lic. Nicolle Pisani Claro, economista jefe de la FADA, lo aprecia de esta manera: “En el campo unos trabajan para producir la leche, los huevos, las frutillas, el trigo y otros, en la industria, convierten productos en harina, manteca, aceite y demás. Por otra parte, diferentes actores se encargan de prestar servicios para que funcionen las máquinas, y de la electricidad y de la contabilidad; y otros transportan y venden esos productos. Cada uno de los citados actores es clave en la producción de esa torta de todos los argentinos”.

También sostiene que, en el caso de la producción primaria, el 50,6 % es valor agregado: “Esto, tal vez, va en contra de la intuición donde se habla de agregado de valor en las etapas industriales.

Es cierto que estas fases agregan aún más valor, pero la producción primaria en sí misma es agregado de valor. Hay investigación detrás de cada semilla; hay trabajo en el seguimiento de cada animal y cada cosecha, así como industrialización de los granos, de las carnes y de la leche que consumimos. Todos los eslabones agregan valor”.

Tras aquel 23,1 % del PBI, aparecen la actividad comercial (13,2 %); la industria manufacturera no agropecuaria, como la fabricación de prendas de vestir, productos metálicos y maquinarias, entre otros (12,3 %); salud y educación (11 %) y actividad inmobiliaria (10,6 %).

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