Cómo comunicar lo que sucede tranqueras adentro (en modo déjà vu)
“El sector agropecuario comunica mal o no tiene una estrategia de comunicación. Ya no alcanza con tener razón; hay que prestar atención al relato propio y ajeno. Está claro de que somos víct...
“El sector agropecuario comunica mal o no tiene una estrategia de comunicación. Ya no alcanza con tener razón; hay que prestar atención al relato propio y ajeno. Está claro de que somos víctimas de la trivialización y el pensamiento de grupos. Por eso debemos mejorar porque nos conviene pero, especialmente, porque es lo que corresponde”.
El Dr. Roberto Javier Fernández Aldúncin, de la Facultad de Agronomía de la UBA y del Conicet, no puede ser más explícito acerca de la comunicación de lo que hace el campo tranqueras adentro y de la complejidad para que ese mensaje llegue a la sociedad en tiempo y forma.
El planteo no es novedoso y alcanzó su máxima demanda en marzo de 2008, en medio del conflicto del gobierno de turno —a cargo de la Dra. Cristina Fernández de Kirchner— por la denominada resolución 125.
La posibilidad de un antes y un después para una dinámica que permitiera ingresar en los hogares urbanos con un mensaje fuerte, claro y pleno de argumentos (más allá de los irrebatibles económicos) de aquella ocasión finalmente no se produjo si se considera que, aún hoy, poco se ha avanzado.
Fernández Aldúncin admite que la agronomía tradicional está cada vez más cuestionada por diversos (y numerosos) colectivos, así como muchos de ellos los considera de “dudosa validez, maniqueas e ideologizadas, por lo que se hace necesario establecer la diferencia entre dato y relato”.
Dr. Roberto Javier Fernández Aldúncin.
¿Cuáles son las discusiones que exponen al campo (entre fortalezas y debilidades, respecto del sector que las plantee)? El aumento de la producción; la reducción del hambre y la pobreza; el uso de agroquímicos sintéticos; la necesidad de intensificar el uso de la tierra; la conveniencia de ampliar la diversificación del paisaje; los costos ambientales y sociales de la expansión del área cultivada y el uso de organismos genéticamente modificados.
“Estas visiones no se dan con argumentos científicos, de allí que el campo debiera construir una épica genuina no basada en la publicidad, sino en una convicción sustentada en la verdad”, asegura.
Una visión más enérgica —por decirlo de algún modo— brinda el Lic. Enrique Javier Erize, presidente de la consultora Nóvitas, ante una consulta de La Nueva.
“No puede ser que en A Todo Trigo haya más de 2.000 personas y que en los portales de noticias cueste encontrar información sobre lo que sucede. Acá debemos contratar a los argentinos más creativos, que ganan premios en todo el mundo, para que se ocupen de vender la imagen real del campo y que se revierta lo que hoy piensa gran parte de la sociedad”, indica.
Lic. Enrique Javier Erize.
“¿Qué se debe comunicar? Que somos el país más eficiente del mundo y, además, la reserva del mercado. Los pueblos votan en contra del campo, pero no se dan cuenta de que, en parte, viven del campo. Hay que hacer algo; por ejemplo, que todos pongan un dólar por hectárea para una campaña adecuada y lograr lo que sucede en Brasil, donde el 60 % de los senadores y diputados surgieron del campo. Ese es el objetivo de fondo ¿Si es utópico? No. Si ellos lo hicieron nosotros también podemos. Es copiar y pegar”, explica Erize.
Algunos de los cuestionamientos citados por Fernández Aldúncin los amplía el Dr. Federico Bert, del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA).
“Por años nos enfocamos en aumentar la producción y la eficiencia siendo relativamente indiferentes a lo que pasaba más allá de la tranquera y el país. Y esto sucedía porque no nos preguntamos cómo estaba hecho el producto, ya que nadie lo cuestionaba. Pero ese paradigma cambió y, hoy, vivimos un momento protagonizado por un consumidor más exigente, lo que ha llevado a una reconfiguración de la demanda de alimentos con mayores requerimientos y exigencias”, entiende.
Dr. Federico Bert.
“Estamos en una época donde no sólo importa el cuánto producimos, sino el qué y el cómo. Aunque a muchos no les agrade, esta novedosa realidad abre oportunidades comerciales para quienes sean capaces de aprovechar la coyuntura, independientemente si estoy o no de acuerdo con esas demandas. La gente quiere orgánicos, exige huella de carbono, producción sustentable y alimentos para mascotas de extrema calidad. Y por eso debemos tener una actitud proactiva y definir posicionamientos, en especial en los ámbitos internacionales, ya sean públicos y privados, multilaterales, nacionales y regionales”, afirma Bert.
Como se aprecia, la producción del sector agropecuario siempre genera contenidos de comunicación. De allí que, en principio, instalar a ambas en una misma página puede ser el inicio de un formato al cual la sociedad pueda empezar a comprender y saber de qué se trata.
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