Abuso sexual: cuando las víctimas quedan “rotas” para toda la vida
Siempre se dice que las víctimas de abusos sexuales hablan cuando pueden. Y es tan así como que las huellas indelebles de un delito cruel perduran, en muchos casos para siempre.El daño f...
Siempre se dice que las víctimas de abusos sexuales hablan cuando pueden. Y es tan así como que las huellas indelebles de un delito cruel perduran, en muchos casos para siempre.
El daño físico que pueden ejercer los atacantes es, generalmente, mínimo si se lo compara con el psíquico y emocional, a veces irreparables.
¿Cuánta gente “rota” camina entre nosotros por culpa de los depredadores sexuales, que en la mayoría de los casos forman parte del círculo íntimo de los afectados?
Según el Ministerio de Justicia de la Nación, entre 2017 y 2022 más de 14.400 menores en la Argentina fueron víctimas de violencia sexual. Y el Departamento Judicial Bahía Blanca, dentro del contexto provincial, tiene una de las tasas más altas en este rubro.
Pero detrás de los números hay personas, historias, dramas y esfuerzos inimaginables por romper el silencio.
Niños que perdieron la inocencia a la fuerza y que tendrán enormes dificultades para rehacer su vida social.
Agresión sexual infantil: crece el número de casos y la necesidad de prevenciónEse es el caso de una joven de Coronel Pringles, que fue agredida por su padrino cuando estaba a su guarda.
A tal punto llega la frustración para la chica abusada y corrompida, que una perito psicóloga que la entrevisto dio cuenta del estrés postraumático sufrido.
"Angustia, reducción del interés en actividades significativas, retraimiento, intenso temor al supuesto agresor, desvalorización, culpabilización" fueron las sensaciones experimentadas por la víctima.
De hoy y mañanaLos delitos sufridos le trajeron problemas sociales y de escolaridad: "No se anima a sentarse con un compañero varón en la escuela, tiene miedo a todos los hombres, es muy difícil que ella cambie eso", sostuvo la especialista.
Y también avizoró un futuro muy complejo. "Le afectó la salud mental, pues imagino que va a ser muy difícil que, por ejemplo, consiga un trabajo ya que si tiene un jefe varón ella no podría trabajar".
Las prácticas sexuales a las que fue sometida le dejaron heridas que no van a cicatrizar.
Su agresor, identificado como J.A.V. -no se lo identifica para preservar a la víctima- está con prisión preventiva y hace algunos días la Cámara Penal ratificó esa medida.
Entre rejas llegará al juicio. Puede afrontar cargos de hasta 50 años de cárcel.
Los camaristas Gustavo Barbieri y Pedro Morán rechazaron planteos del defensor Sebastián Martínez y confirmaron la acusación, al menos en este momento del proceso.
Los hechosRecordó la víctima que para la época que cursaba tercer grado, su padrino la llevaba a un lugar apartado del patio de su casa, entre unos árboles que formaban como una casita, y le contaba cómo se tenían relaciones sexuales y se hacían los bebés, lo cual -según recuerda- la hacía sentir incómoda.
Cuando tenía 14 años fue sometida a ver videos de tipo pornográfico y comenzaron los abusos, siempre que el hombre estaba a su cuidado.
A criterio de la Justicia, el acusado expuso a la joven a prácticas de autosatisfacción y la exhibición de videos sexuales que "poseen la entidad suficiente para alterar su desarrollo sexual (y con ese fin fueron desplegadas las conductas), lo que incluso ha repercutido en su devenir psíquico y conductual".
Respecto de los abusos, surgen "con claridad" de la descripción fáctica y de las pruebas reunidas.
El peligro procesalCalificación. Es latente la presencia de peligros procesales porque J.A.V. está imputado en un concurso real de delitos entre abusos sexuales gravemente ultrajantes y promoción de la corrupción de menores, todos agravados por estar encargado de la guarda de la niña.
Penas. Con ese marco legal, el hombre puede llegar a recibir al menos 10 años de prisión en caso de ser encontrado culpable. El máximo de la pena asciende a 50 años de cárcel.
Valoración. La Justicia valoró un conjunto de situaciones que marcan agravantes, como la edad de la víctima, la reiteración de los abusos y el aprovechamiento de la relación afectiva y de confianza
Amenaza. Otro punto es la insistencia del imputado en persuadir a la menor acerca de que "si decía algo" la iban a retar. De esa manera buscó lograr la impunidad.